Francia y Alemania fuerzan a la OTAN a retrasar su plan de guerra

La UE estudia convocar una cumbre extraordinaria en caso de contienda

Francia, Alemania y Bélgica frustraron ayer el guión de EE UU en la OTAN al considerar que no es procedente en estos momentos dar luz verde a la petición norteamericana de emprender planes para un apoyo logístico aliado a un eventual conflicto bélico en Irak. El Gobierno francés, que estudia solicitar una cumbre extraordinaria de la UE en caso de guerra, busca con ahínco lograr una posición común europea, un objetivo que a día de hoy aparece como harto complicado.

El pequeño revés para Washington se produjo poco después de que el actual secretario general de la Alianza Atlántica, el lab...

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Francia, Alemania y Bélgica frustraron ayer el guión de EE UU en la OTAN al considerar que no es procedente en estos momentos dar luz verde a la petición norteamericana de emprender planes para un apoyo logístico aliado a un eventual conflicto bélico en Irak. El Gobierno francés, que estudia solicitar una cumbre extraordinaria de la UE en caso de guerra, busca con ahínco lograr una posición común europea, un objetivo que a día de hoy aparece como harto complicado.

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El pequeño revés para Washington se produjo poco después de que el actual secretario general de la Alianza Atlántica, el laborista británico George Robertson, anunciara que no tiene intención de prorrogar su mandato. George Robertson, de 56 años, que sustituyó a Javier Solana en octubre de 1999, dejará el cargo a mediados de diciembre. La mayoría de los socios atlánticos, sobre todo EE UU, le había pedido que continuara un año más, pero el afable ministro de Defensa de Blair durante la guerra de Kosovo ha preferido volcarse en su familia, que vive en Escocia, y en la empresa privada. Como sustitutos suenan el actual presidente de Polonia, Alexander Kwasniewski, y los ministros de Exteriores y de Defensa noruegos, Jan Petersen y Kristin Krohn Devold.

El Consejo Atlántico, compuesto por los embajadores de los 19 Estados miembros, discutió la propuesta presentada por la Administración de Bush de instruir al mando militar aliado la orden de planificar un apoyo logístico de la organización en caso de guerra, y en particular la protección de Turquía. Una fuente oficial dijo que "la cuestión volverá a debatirse la semana próxima" al no alcanzarse un consenso. "No hay grandes diferencias. De lo que se trata es de acordar cuándo y cómo", agregó.

Francia, Alemania y Bélgica consideraron que el momento no es el adecuado, en vísperas de que Hans Blix, jefe de los inspectores de la ONU, presente el día 27 su informe sobre el desarme iraquí ante el Consejo de Seguridad. El embajador norteamericano, Nicholas Burns, sostuvo, por el contrario, que los preparativos militares no entorpecen las presiones diplomáticas. Esta tesis fue especialmente respaldada por Reino Unido, Polonia y República Checa y en menor grado por Italia y España. "Hay coincidencia sobre la necesidad de hacer algo, pero hay divergencia sobre la percepción del momento", comentó un diplomático europeo.

Entretanto, la UE se plantea la posibilidad de organizar una cumbre extraordinaria sobre Irak en el caso de que haya guerra, según aseguran fuentes diplomáticas en Bruselas. Grecia, que preside la Unión este semestre, quiere que "Europa sea especialmente activa" en esta crisis internacional, mientras Francia intenta crear un frente común europeo pese a las discrepancias internas con Berlín y Londres en los dos polos más opuestos.

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"Si lo hicimos tras los ataques del 11-S, tenemos que hacerlo también si hay una guerra contra Irak", afirma un alto funcionario en la capital comunitaria con respecto a la conveniencia de convocar esa cumbre extraordinaria. "Si Europa pretende pesar más en la escena internacional, tiene que hacerlo", añade.

Sólo el temor a que en esa posible cumbre queden patentes las discrepancias internas frena a algunos dirigentes. Para evitarlo, Francia persigue estos días el difícil objetivo de que Europa "hable con una sola voz", como ha dicho su ministro de Exteriores, Dominique de Villepin. Pero De Villepin ha dejado clara la posición francesa, que, en su opinión, debiera sostener Europa: "La guerra puede ser evitada. No vemos hoy una justificación para intervenir mientras los inspectores hacen su trabajo. No apoyaremos una acción unilateral ".

París, por tanto, no apoya una guerra inminente, pero tampoco descarta sumarse en el futuro a la tesis del conflicto armado. No es ésa la posición de los otros tres países europeos miembros hoy del Consejo de Seguridad de la ONU (Alemania, España y Reino Unido, además de Bulgaria, país candidato a entrar en 2007 en la UE). Alemania descarta toda posibilidad de dar ese apoyo ni ahora ni en el futuro. "No esperen que Alemania apruebe una resolución que legitime la guerra", ha advertido el canciller alemán, Gerhard Schröder.

En el extremo opuesto, el Reino Unido, que, junto con Francia, son los dos países europeos con derecho a veto en el Consejo de Seguridad, ha mostrado su cerrado apoyo a las tesis belicistas estadounidenses, aunque el primer ministro, Tony Blair, preferiría un apoyo previo de la ONU, sobre todo por el amplio rechazo de la opinión pública británica, y europea en general, a ese conflicto armado. España, como Italia, se ha situado en posiciones muy similares a las de Londres.

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