Entrevista:CARLOS GARCÍA GUAL | Ensayista

"El cine ha mejorado la novela histórica"

Carlos García Gual acaba de obtener el premio Nacional de Traducción a su trayectoria, toda una vida dedicada a conocer y divulgar la obra de los sabios y los mitos de la antigüedad clásica. Pero este hombre nacido en Palma de Mallorca en 1934 tiene "pasiones difusas, vicios dispersos", y aunque eso no le satisfaga del todo como método académico, desde luego le sirve de entretenimiento, a él y a sus lectores. Ahora sale a la calle Apología de la novela histórica (Península), reunión de ensayos sobre ese género de moda que él adora hace mucho, y que fascinará a quienes lo lean, dada su s...

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Carlos García Gual acaba de obtener el premio Nacional de Traducción a su trayectoria, toda una vida dedicada a conocer y divulgar la obra de los sabios y los mitos de la antigüedad clásica. Pero este hombre nacido en Palma de Mallorca en 1934 tiene "pasiones difusas, vicios dispersos", y aunque eso no le satisfaga del todo como método académico, desde luego le sirve de entretenimiento, a él y a sus lectores. Ahora sale a la calle Apología de la novela histórica (Península), reunión de ensayos sobre ese género de moda que él adora hace mucho, y que fascinará a quienes lo lean, dada su sabiduría profunda y desenfadada a la vez.

Pregunta. Habla usted del pasado con una alegre familiaridad.

Respuesta. Me gusta que se note eso. Siempre me ha gustado repensar, me parece que reflexionar es la mejor forma de conservar el pasado, no me gustan nada las bibliografías enormes, esa erudición de segunda mano que es un vicio de muchos colegas. Siempre he tratado de hacer un acercamiento más vital, tanto con los mitos como con los filósofos, Epicuro, los cínicos... Creo que lo ideal es hacer divulgación con rigor y un estilo fresco.

P. ¿Y por qué, ahora, la novela histórica?

R. Me interesa mucho la ficción y la mezcla de ficción e historia, la historia novelada. Aunque hay muchas novelas históricas muy malas, sobre todo las norteamericanas, y aunque los críticos las suelen tratar con desdén, es un género ambiguo y mestizo, muy atractivo, y saludable ahora que la gente sale poco. Ha habido escritores espléndidos, como Hermann Broch, Thomas Mann o Umberto Eco, que han hecho novelas históricas estupendas. Y en España, Galdós, Baroja, Valle... Y, ahora, muchos más. Gente que es capaz de dar otra visión de la historia, de reescribir la historia oficial, de dar la voz a las voces calladas, a los perdedores, a los vencidos, a las mujeres...

P. Contando a veces lo contrario de lo que cuentan los historiadores, como Robert Graves.

R. Sí. Y hay otro inglés, Peter Forbath, que cuenta la historia de la esclavitud en África a través del primer rey cristiano del Congo. La tesis es que los bárbaros son los civilizados. Los ingleses suelen ser excelentes novelistas históricos.

P. ¿Qué habilidades requiere el género?

R. Tiene que combinar la verosimilitud con la atención a los datos reales y la capacidad de penetrar en la atmósfera histórica, tiene que viajar hacia lo otro, hacia la alteridad, con la ficción. Y si se refiere a cosas que tienen relación con el presente, mejor.

P. Parece que las grandes epopeyas han pasado. Cada vez más hay referencias a episodios concretos, a la microhistoria.

R. Si nos fijamos en el cine, sí, ha habido un bache, quizá consecuencia de la ruina que supuso La caída del imperio romano. La época de Quo Vadis o Espartaco pasó, aunque Gladiator ha tratado de volver a eso. Pero el cine ha servido para mejorar las novelas. Ya no hacen falta las descripciones. Ya sabemos cómo era una casa romana. Así que los autores se pueden dedicar a narrar mejor la historia doméstica, privada, la microhistoria, que ya anticiparon obras como Los últimos días de Pompeya o Yo, Claudio.

P. Dice en el libro que hay dos grandes tipos de novela histórica: la romántica y la biografía novelada.

R. Se dan mucho, sí. Avanza sobre todo la biografía, con muchas variantes. La romántica está más desprestigiada, porque suele pasar que los personajes secundarios son más atractivos que la pareja protagonista. Pero lo que abunda mucho es el cruce de géneros. Novelas histórico-fantásticas, como El nombre de la rosa; de detectives, filosóficas, mitológicas... Y otras que se acercan tanto al periodo que cuentan que ya no se sabe si son históricas o periodísticas, como algunas de las que tanto abundan sobre la Guerra Civil, la de Vargas Llosa sobre Trujillo... Yo creo que es mejor esperar 60 o 70 años. Pero es verdad que en Latinoamérica el género está muy vivo, con las novelas de tiranos y las de la conquista.

P. ¿Y qué pronostica sobre el futuro?

R. Por un lado, seguirá habiendo best sellers de pautas muy similares, pintorescos, y con colores muy fuertes. Por otro, avanza mucho la novela de investigación histórica sobre personajes secundarios situados en un momento concreto que tratan de divulgar la mentalidad de la época. Y me parece que tiene mucho futuro el cruce de la novela histórica con la policiaca, las historias de Lindsey Davis, por ejemplo, que mete un detective a lo Marlowe en la Roma de finales del siglo I. O las de Steven Sailor, que las sitúa en la Roma de Cicerón. La novela histórica es un género muy abierto.

Carlos García Gual.LUIS MAGÁN
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