Un gas asesino y no identificado

Los socorristas advierten de que será muy difícil salvar la vida de quienes estuvieron más de media hora expuestos al veneno

El gas utilizado por las fuerzas especiales durante el asalto al teatro moscovita para neutralizar instantáneamente a los extremistas chechenos ha sido el principal asesino en la operación de rescate. De los más de cien rehenes muertos, sólo dos perecieron por herida de bala. El resto (115, de momento) ha perecido a causa de los efectos del misterioso gas, que según las autoridades médicas de la capital, se trata de una sustancia de acción anestésica general.

Las autoridades rusas se habían negado, hasta ayer por la tarde, a informar sobre las características del gas que utilizaron las ...

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El gas utilizado por las fuerzas especiales durante el asalto al teatro moscovita para neutralizar instantáneamente a los extremistas chechenos ha sido el principal asesino en la operación de rescate. De los más de cien rehenes muertos, sólo dos perecieron por herida de bala. El resto (115, de momento) ha perecido a causa de los efectos del misterioso gas, que según las autoridades médicas de la capital, se trata de una sustancia de acción anestésica general.

Las autoridades rusas se habían negado, hasta ayer por la tarde, a informar sobre las características del gas que utilizaron las fuerzas especiales y han tratado de ocultar los mortíferos efectos que estaban causando sus efectos. Ante esta situación, la Embajada de Estados Unidos en Moscú pidió oficialmente al Kremlin que clarificara de qué clase de gas se trataba, ya que necesita esos datos para poder tratar a un ciudadano estadounidense. El viceministro del Interior, Vladímir Vasíliev, había llegado a declarar que el gas era completamente inofensivo y que la gente no había sido hospitalizada por sus efectos, sino por las consecuencias negativas de los tres días de secuestro sobre su organismo.

El gas utilizado puede contener una gran proporción de 'valium', según los especialistas
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Yevgueni Yevdokímov, que tiene el cargo de anestesiólogo jefe de Moscú, fue quien dio las primeras explicaciones oficiales sobre el gas. Según Yevdokímov, la sustancia se utiliza para 'anestesia general' y si se aumenta su dosis 'se producen alteraciones de las principales funciones del organismo'. Las consecuencias pueden ser: pérdida de conocimiento, alteración del sistema respiratorio y de la circulación.

Miembros de las fuerzas especiales que participaron en el asalto al teatro, han contado después que el gas produce parálisis en cuanto es respirado. La concentración del gas que lanzaron (uno de los tres factores que se debe tener en cuenta a la hora de estudiar sus efectos) en principio no debía poner en peligro la vida de la gente, según aseguró uno de los soldados, todos los cuales, por supuesto, llevaban máscaras antigás.

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Otro de los factores fundamentales para poder salvar a las personas intoxicadas es el antídoto. Los socorristas y los mismos soldados que asaltaron el edificio dijeron más tarde que las personas a quienes se logró inyectar antídoto y restablecer la respiración sobrevivirán. Pero ya advirtieron de que sería muy difícil salvar la vida de aquellos que permanecieron más de media hora en la sala envenenada.

Esos pronósticos se están cumpliendo y probablemente el número de muertos aumentará. Baste decir que 150 personas están en cuidados intensivos y 45 de ellas se encuentran graves. Fuentes médicas no oficiales han dicho que la mayoría de las muertes se han producido a causa de patologías cardiovasculares provocadas por el gas, lo que no contradice lo dicho por Yevdokímov.

Lev Fiódorov, presidente de la Asociación Rusa de Seguridad Química, también declaró el sábado que el gas utilizado, en principio inofensivo, no era de elaboración rusa. '¿Para qué gastar medios y tiempo en inventar lo que ya existe?', dijo especificando que se trata de gas elaborado por EE UU. Sin embargo, la gestión de la Embajada estadounidense indica que no es así y el mismo Fiódorov dijo ayer que se había utilizado un arma química no mortal.

También expertos norteamericanos opinan que la sustancia utilizada en Moscú por el Servicio Federal de Seguridad no se parece a ninguno de las que dispone Washington. 'No es de extrañar que los rusos tengan ese tipo de potentes gases. Han tenido 30 años para elaborarlo. Nosotros tenemos prohibido realizar ese tipo de trabajo', declaró Ron Madrid, experto militar en la Universidad de Pensilvania, a la agencia Associated Press.

El gas utilizado puede contener una gran proporción de valium, según algunos especialistas. Además de sueño, ese tipo de gases puede provocar asfixia y alucinaciones según las dosis utilizadas. Los rehenes han dicho haber sentido sueño, pero no vieron el típico humo de los gases ni olieron nada; tampoco sintieron los síntomas que producen los gases lacrimógenos.

Otros expertos piensan que el gas utilizado podría ser del tipo BZ, un alucinógeno que fue ampliamente estudiado en los años sesenta. Sin embargo, más tarde esas investigaciones fueron abandonadas casi totalmente. Este gas pertenece al tipo que puede frenar el intercambio químico entre las células del cerebro, lo que causa las alucinaciones. Los desequilibrios que produce pueden durar hasta tres días.

Yevdokímov dijo que las fuerzas especiales no les habían dicho qué sustancia habían utilizado, pero que el antídoto que usaron es de los que emplean los militares para un amplio espectro de alteraciones causadas por los diferentes gases que las fuerzas especiales poseen.

Un oficial recita los nombres de los familiares de los rehenes ingresados en la puerta de un hospital de Moscú, que serán autorizados a entrar.REUTERS

'Me sentí paralizado'

Las consecuencias inmediatas de utilizar gas fueron horribles, según se desprende de los relatos de los rehenes y de los socorristas que sacaron los cuerpos de la gente inconsciente o ya muerta.

'No alcancé a comprender lo que sucedía. El asalto comenzó cuando dormíamos en las butacas', recuerda Serguéi Nóvikov, una de las personas que el miércoles pasado fue a ver el musical Nor-Ost. 'Oímos disparos, explosiones y después tuve una sensación como si alguien me agarrara por la garganta y me asfixiara. No podía respirar ni moverme. Fue como si me hubieran paralizado. 'Es mi fin', pensé. Pero después recobré el conocimiento. Un hombre de uniforme oscuro me cargaba a su espalda. Recuerdo que en la otra mano llevaba un largo fusil, seguro que era un francotirador'.

Los socorristas comenzaron a sacar los cuerpos una media hora después de terminado el asalto.

Ante la insuficiencia de ambulancias, también se usaron autobuses. Un hombre que por casualidad estaba en la entrada del hospital número 13 cuando comenzaron a traer a los rehenes, contó que vio llegar tres autobuses repletos, en cada uno de los cuales había unas 50 personas. Sólo una veintena lograron descender por su propio pie y todos estaban vomitando. Como dijo otro testigo, por la boca les salía una sustancia azulada, y el resto se encontraba en tal estado que ni siquiera los médicos distinguían a los vivos de los muertos.

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