EL DEBATE DE LAS CUENTAS DEL ESTADO

Un golpe de efecto pensado hasta el último detalle

El secreto se guardó porque sólo lo conocían nueve personas que se juramentaron para no contarlo ni a sus más íntimos. Es más, dos de ellas, hoy todavía, pasado ya el debate de Presupuestos, piden que no se desvelen sus nombres para que sus amigos del partido y del Grupo Parlamentario Socialista no se enfaden por no soltar prenda respecto a que José Luis Rodríguez Zapatero tenía pensado protagonizar el debate de las cuentas del Estado frente al minstro de Hacienda, Cristóbal Montoro.

El líder socialista no fue muy explícito ayer, en la Asociación de Periodistas Europeos, salvo para deci...

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El secreto se guardó porque sólo lo conocían nueve personas que se juramentaron para no contarlo ni a sus más íntimos. Es más, dos de ellas, hoy todavía, pasado ya el debate de Presupuestos, piden que no se desvelen sus nombres para que sus amigos del partido y del Grupo Parlamentario Socialista no se enfaden por no soltar prenda respecto a que José Luis Rodríguez Zapatero tenía pensado protagonizar el debate de las cuentas del Estado frente al minstro de Hacienda, Cristóbal Montoro.

El líder socialista no fue muy explícito ayer, en la Asociación de Periodistas Europeos, salvo para decir que 'hace dos o tres semanas' que tomó la decisión. Quienes conocen su proceso de maduración aseguran que hace 15 días, en una reunión, señaló que su 'instinto' le decía que debía hacerlo. Unos le dijeron que adelante y otros que no era conveniente. Mientras, iba estudiando papeles e incluso pidió a algún miembro de la ejecutiva determinada documentación. Pero nadie cayó en la cuenta ya que el responsable económico, Jordi Sevilla, continuaba su tarea como si fuera a hacer el debate.

Lo cierto es que Zapatero llamó a Sevilla el jueves pasado por la tarde para comunicarle que lo haría él. El presidente del PSOE, Manuel Chaves; Jesús Caldera, portavoz parlamentario; José Blanco, secretario de organización; Julián Lacalle, director de comunicación; Alfredo Pérez Rubalcaba, y el jefe de gabinete del secretario general, José Andrés Torres Mora, además de Sevilla, estuvieron en el secreto.

Zapatero pensó que si Aznar le retó a que subiera a la tribuna y él, a su vez, hizo lo mismo con el presidente, debía de estar preparado por si el jefe del Ejecutivo decidía pedir la palabra. Entre tanto, miembros del Gobierno y del PP empezaron a subir el tono contra Zapatero por su supuesta cobardía. Eso le animó a mantener el secreto y hacer algo de teatro. 'No sabíamos hasta dónde iban a llegar, los insultos hacia mí seguían con un abuso en la descalificación increíble', narró ayer Zapatero. 'Es verdad que Aznar ha hecho mucho para que yo subiera a la tribuna', confesó el secretario general del PSOE.

El pasado miércoles Aznar volvió a decirle que subiera a la tribuna a defender los Presupuestos si es que tenía alternativa. Horas después, tomó la decisión definitiva. 'Estaba pensado hasta el último detalle, pero el PP no ha tenido reflejos', dijo ayer el líder del PSOE. 'Cuando los insultos arreciaron Zapatero pensó que había que darles alguna lección por esa falta de respeto al hacer política', señala una persona de su entorno. Zapatero, después de reunirse con Jordi Sevilla -que también había elaborado un discurso político y escasamente técnico-, se encerró en su despacho a mediodía del martes, día del debate. Pidió un sandwich de jamón y queso, patatas fritas, agua y café. A las cuatro menos diez de la tarde estaba en el Congreso con tres folios escritos a mano.

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