La primera de las nuevas centrales energéticas funcionará en marzo

Las obras de Bahía Bizkaia Gas concluirán el próximo diciembre

La primera de las nuevas plantas energéticas en Euskadi está en su recta final. Bahía Bizkaia Gas verá culminadas sus obras a finales de diciembre y estará en pleno funcionamiento hacia marzo, según sus promotores. La planta, con una inversión de 264 millones de euros, se adelantará a la otra infraestructura acometida a su lado, Bahía Bizkaia Electricidad, que deberá esperar al otoño para su puesta en marcha.

El área del Puerto de Bilbao más alejada de la metrópoli, que acoge las actividades industriales de mayor riesgo, ha cambiado su fisonomía en los últimos meses. Los proyectos de la...

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La primera de las nuevas plantas energéticas en Euskadi está en su recta final. Bahía Bizkaia Gas verá culminadas sus obras a finales de diciembre y estará en pleno funcionamiento hacia marzo, según sus promotores. La planta, con una inversión de 264 millones de euros, se adelantará a la otra infraestructura acometida a su lado, Bahía Bizkaia Electricidad, que deberá esperar al otoño para su puesta en marcha.

El área del Puerto de Bilbao más alejada de la metrópoli, que acoge las actividades industriales de mayor riesgo, ha cambiado su fisonomía en los últimos meses. Los proyectos de las conocidas como Bahías, impulsadas a partes iguales por BP, Iberdrola, el Ente Vasco de la Energía (EVE) y Repsol y que ocupan 23 hectáreas muy cerca del puerto pesquero de Zierbena, están muy avanzados.

Bahía Gas, la planta regasificadora, se encuentra en los últimos meses de trabajo. Esta instalación almacenará el gas natural licuado que recibirá de barcos metaneros para un objetivo doble: el consumo doméstico, comercial e industrial, por un lado, y como combustible para la generación de energía eléctrica en la otra Bahía, la que genera electricidad.

Los dos espectaculares cilindros que albergarán el gas en estado líquido -a -163 grados- están prácticamente concluidos. Con una altura superior a los 60 metros, cada uno podrá albergar 175.000 metros cúbicos de gas. Una visita a su interior, ahora vacío, sobrecoge: el muro, de seis metros de espesor, con capas y capas de hormigón, chapa y aislantes, indica la necesaria seguridad del depósito. Todas las operaciones de carga y descarga se realizarán desde arriba. Su construcción no ha estado exenta de singularidades: la instalación de la bóveda cilindríca se realizó desde el suelo, a través de compresores que la elevaron hasta los más de 60 metros, en una operación que duró dos horas y media.

Su funcionamiento se regirá desde un edificio de control adyacente, que podrá manipular cualquier función de los grandes silos de almacenamiento.

La capacidad de emisión de la planta regasificadora será de 400.000 m

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por hora de gas, con la posibilidad de ampliarse en un futuro hasta 800.000. En principio, la intención es que 1.000 millones de m

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/año se destinen al consumo doméstico-comercial e industrial y los restantes 1.700 a la generación de electricidad.

Motivos medioambientales

Pocos metros más allá se encuentra Bahía Bizkaia Electricidad, la planta de ciclo combinado que a través del gas suministrado por la otra Bahía generará energía eléctrica. La visita a las obras evidencia el trabajo pendiente, que debe estar concluido antes de un año. La chimenea de 120 metros de altura emerge sobre las dos instalaciones. Su exagerada elevación se debe a motivos medioambientales, según explica un portavoz del EVE: el monte que aísla toda esta zona industrial entre el mar y el interior se eleva 300 metros y una chimenea de 50 metros -como es habitual en las centrales de ciclo combinado- habría provocado en la zona una mayor concentración de las emisiones atmosféricas de la planta.

Las tres turbinas que pondrán en marcha Bahía Electricidad están instaladas: dos de ellas transformarán el gas en electricidad y la tercera aprovechará los sobrantes de la combustión y con vapor de agua generará también energía. Estas turbinas han sido realizadas por General Electric.

Esta planta tiene una inversión de 336 millones de euros y la intención es que esté en funcionamiento en el otoño de 2003. Sus obras tampoco resultan sencillas: para el equilibrado de las turbinas hubo que habilitar estructuras de hormigón para el trabajo de los topógrafos, que luego se derribaron.

Alrededor de 1.700 operarios trabajan a diario en la central, 'que ha hecho que en Zierbena no haya casi ningún parado', señalan en el EVE. Los cálculos indican que las dos plantas ofrecerán empleo directo 100 puestos fijos y entre 100 y 150 en trabajo indirecto, en seguridad, mantenimiento, transportes o jardinería, trabajadores.

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