Reportaje:AMÉRICA LATINA

Un pequeño respiro para Argentina

Se ultima un aplazamiento de unos meses en el pago de la deuda al Banco Mundial y al BID

'No es para descorchar una botella de champán', como ha dicho el presidente Duhalde, pero por primera vez en 10 meses de enfrentamiento entre Argentina y el Fondo Monetario Internacional se vislumbra la posibilidad de un acuerdo que permita, al menos, alejar la suspensión de pagos con los organismos multilaterales hasta final de 2003. Un balón de oxígeno para el enfermo, que en diciembre fue incapaz ya de hacer frente al pago de su deuda externa, y un tiempo de prórroga en la negociación del hasta hoy imposible acuerdo entre FMI y Argentina.

Los funcionarios técnicos del Fondo Monetario...

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'No es para descorchar una botella de champán', como ha dicho el presidente Duhalde, pero por primera vez en 10 meses de enfrentamiento entre Argentina y el Fondo Monetario Internacional se vislumbra la posibilidad de un acuerdo que permita, al menos, alejar la suspensión de pagos con los organismos multilaterales hasta final de 2003. Un balón de oxígeno para el enfermo, que en diciembre fue incapaz ya de hacer frente al pago de su deuda externa, y un tiempo de prórroga en la negociación del hasta hoy imposible acuerdo entre FMI y Argentina.

La economía argentina tocó suelo en el segundo trimestre, al crecer un 0,9% después de haber caído un 15,1% en los nueve meses previos

Los funcionarios técnicos del Fondo Monetario Internacional (FMI) y Argentina están negociando en Washington una carta de intención para el acuerdo esperado desde hace 10 meses. De una semana para otra, el enfrentamiento verbal entre el Gobierno de Buenos Aires y el FMI derivó en diálogo. El presidente argentino, Eduardo Duhalde, admitió que la noticia 'no es para descorchar una botella de champán', pero un eventual convenio le evitaría suspender pagos con los organismos multilaterales de crédito hasta fines de 2003. De este modo, el Estado y el sector privado de Argentina mantendrían uno de los pocos grifos de financiamiento con el que quedaron, después de dejar de pagar la deuda externa en diciembre pasado.

Antes de la asamblea anual del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, celebrada el fin de semana pasado en la capital norteamericana, el director gerente del FMI, Horst Köhler, y su número dos, Anne Krueger, habían insistido en que el país suramericano carecía de un plan sustentable y de un consenso político para llevarlo adelante. El ministro de Economía argentino, Roberto Lavagna, respondió con críticas al FMI por desconocer los avances que él había conseguido para frenar la caída de la economía de su país. La incógnita radica en qué pasó en el encuentro que ellos protagonizaron en Washington y por qué el FMI terminó aceptando la posibilidad de un pacto transitorio hasta el futuro Gobierno argentino, que asumirá el poder en mayo próximo.

Mal menor

En el Palacio de Hacienda de Buenos Aires, los funcionarios comentan que el Fondo prefiere un pacto de corto plazo antes que Argentina incumpla con el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), a los que debe abonar 2.000 millones de dólares hasta final de año. La falta de pago de esa suma supondría un elevado coste de provisiones para los organismos multilaterales, cuyos principales socios son los países industrializados. El Gobierno argentino también especula con que el FMI intenta impedir que se combine una agudización de la situación de este país con la inestabilidad financiera que en Brasil despierta la posible victoria del candidato izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva en las elecciones presidenciales de hoy.

Los técnicos del Fondo Monetario Internacional reconocen que su prioridad radica en mantener la relativa estabilidad que alcanzó Argentina en los últimos cinco meses. Se resignan a que las reformas estructurales deberá emprenderlas el próximo presidente, que resultará de las elecciones de marzo. Duhalde encarnó un Gobierno débil, elegido por el Congreso después de que el de Fernando de la Rúa renunciara dos años antes de finalizar su periodo.

La economía de Argentina 'tocó un piso' en el segundo trimestre del año, al crecer el 0,9% después de desmoronarse el 15,1% en los nueve meses anteriores, según un informe de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL). 'A partir de una situación de estabilidad, no necesariamente se produce una expansión o una nueva contracción', aclara FIEL. El leve crecimiento del segundo trimestre de 2002 provino del sector agrícola, que se expandió el 4,4%, tras una cosecha que batió marcas históricas. Los grandes agricultores también se beneficiaron de la reducción de costes en dólares que supuso la devaluación del 72% del peso, desde enero pasado. Las caídas de los índices de la actividad industrial, el empleo y las importaciones tienden a contraerse. En cambio, sufrieron fuertes contracciones los sectores de la construcción (-41,2%), la banca y los demás servicios financieros (-23,7%) y el comercio interno (-22,6), afectados por el corralito (congelación de depósitos) y los cuatro años de recesión.

Los depósitos bancarios comenzaron a crecer en forma paulatina a partir de agosto. Esta semana, los ahorradores con menos de 10.000 pesos (2.710 euros) congelados contaron con la oportunidad de retirar su dinero. Suponían el 65% de los perjudicados por los 10 meses de corralito. Sin embargo, la mitad de ellos prefirió mantener los billetes en los bancos por el temor a los asaltos o por los atractivos tipos de interés del 4% o 5% mensual que ofrecen las entidades. La inflación, que ascendió al 34% en el primer semestre, se ha estabilizado en el 2% mensual en la segunda mitad del año, con lo que se evitó la hiperinflación. La emisión monetaria se restringió, sobre todo porque se dejó de asistir a los bancos, y la recaudación tributaria comenzó a mejorar en abril -creció el 24% en septiembre- por el efecto de la inflación en el IVA y los gravámenes a la exportación. El dólar se venía manteniendo en 3,60 pesos desde mayo. No obstante, esta semana trepó a 3,85, al compás de la crisis brasileña, la apertura del corralito y la demanda de divisas entre las empresas que deben saldar deudas comerciales y financieras con el exterior.

Los tipos de interés para los créditos entre bancos han bajado del 54,1% en agosto al 19,2%. Sin embargo, los préstamos al sector privado continúan contrayéndose hasta niveles similares a la de los años ochenta, la década perdida de Latinoamérica.

Si el FMI le suelta la mano a Argentina, este país se enfrentará en noviembre a dos opciones: saldar cuentas con el Banco Mundial con reservas internacionales del banco central -que cayeron este año el 35%- y quedarse así sin recursos para los planes sociales o para enfrentar eventuales ataques especulativos contra el peso; o suspender pagos con esa entidad y perder no sólo sus préstamos -dirigidos a programas productivos y asistenciales- sino también el mínimo financiamiento que los exportadores consiguen en el exterior. Algunos analistas consideran que el Fondo llegará a un acuerdo con Argentina porque el Gobierno muestra disposición a cumplir con los pagos a organismos multilaterales y porque consideran que poco más se le puede pedir a Duhalde.

El FMI, no obstante, pretende que los gobernadores de las provincias, los legisladores y los candidatos presidenciales apoyen el futuro convenio. El ministro de Interior argentino, Jorge Matzkin, ha reconocido que sólo resultará factible el respaldo del Congreso. O tal vez no. Los senadores se encuentran en una disputa abierta contra cuatro banqueros de HSBC, Citibank y BankBoston. Los acusan de 'traición a la patria' por pedirle a los embajadores de EE UU y Reino Unido en Buenos Aires que frenen un pacto entre Argentina y el FMI, tal como publicó Financial Times. Los banqueros formularon esa reclamación, según el periódico británico, porque senadores argentinos les solicitaron presuntos sobornos para impedir la aprobación de leyes perjudiciales para sus intereses.

Demasiadas incógnitas

El FMI, mientras tanto, avanza en la elaboración de un acuerdo con Argentina, según anunció su director para el Hemisferio Occidental, Anoop Singh. El organismo mantiene sus quejas. El banco central continúa interviniendo en el mercado para sostener el tipo de cambio. El Gobierno todavía no definió cómo volverá a pagar la deuda a sus acreedores privados. Ni tampoco logró frenar los recursos de amparo judiciales contra el corralito, materia sobre la que debe fallar la polémica Corte Suprema de Justicia. Aún se desconoce el papel que jugará el banco central en la reestructuración del sistema financiero. El déficit fiscal sigue complicando a las provincias. En una reunión durante el fin de semana pasado, Lavagna les apuntó a Köhler y Krueger la lista de tareas que planea acometer. '¿Dónde está la lista de cosas que no van a cumplir?', soltó, inflexible, la subdirectora gerente del FMI.

Colombia como contraste

Colombia ha conseguido lo que Argentina no. 'Las autoridades colombianas tienen el plan correcto', dijo el director gerente del FMI, Horst Köhler, antes de la asamblea anual del organismo. Con anterioridad, el presidente, Álvaro Uribe, había reclamado en Estados Unidos ayuda para su país, que se halla en abierta batalla contra la guerrilla y el narcotráfico. Colombia se encamina hacia un acuerdo de facilidades extendidas por 1.000 millones de dólares, que se firmará este mes, según publicó El Tiempo, de Bogotá. El Banco Mundial también está dispuesto a ayudar. Prepara un crédito de 3.000 millones para los próximos tres años, según anunció esta semana un portavoz de la entidad. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), mientras tanto, le prometió 2.000 millones para 2003 y 2004.

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