La pugna por la representación sindical se juega en tres meses

Las centrales concurren a los comicios con la amenaza de una reforma en la negociación

Los tres últimos meses del año son claves en las elecciones sindicales vascas. Más de 4.200 empresas elegirán en ese periodo sus nuevos representantes, 10.642 delegados, el 61% del País Vasco. No se esperan grandes cambios en el mapa sindical, pero todas las centrales tensan el debate y afinan sus estrategias para no perder al menos su cuota de representatividad. Actualmente ELA cuenta con el 40,82% de la representación, CC OO con el 18,01, LAB, con el 15,76 y UGT con el 15,28. Los sindicatos se enfrentan a las elecciones con el transfondo de un posible reforma de la negociación colectiva.
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Los tres últimos meses del año son claves en las elecciones sindicales vascas. Más de 4.200 empresas elegirán en ese periodo sus nuevos representantes, 10.642 delegados, el 61% del País Vasco. No se esperan grandes cambios en el mapa sindical, pero todas las centrales tensan el debate y afinan sus estrategias para no perder al menos su cuota de representatividad. Actualmente ELA cuenta con el 40,82% de la representación, CC OO con el 18,01, LAB, con el 15,76 y UGT con el 15,28. Los sindicatos se enfrentan a las elecciones con el transfondo de un posible reforma de la negociación colectiva.

Desde 1994 las elecciones sindicales no tienen un único periodo de celebración, sino que se produce un cómputo permanente de los resultados según se van produciendo las elecciones en los centros de trabajo. Pese a este cambio de la normativa, en Euskadi el proceso sigue estando concentrando, y es este último trimestre en el que se convocan la mayor parte de los comicios. Los trabajadores del Gobierno vasco, las diputaciones, los principales ayuntamientos, Osakidetza y grandes empresas como Firestone o Mercedes están llamados a las urnas.

Enmedio de el proceso electoral se cruza la amenaza del Gobierno central de volver a sacar a la palestra una reforma de la negociación colectiva. Con las heridas aún abiertas de la reforma del desempleo, en trámite parlamentario en el Congreso, el Ejecutivo ha lanzado globos sondas sobre la negociación colectiva. Estos cambios afectarían también a Euskadi. Entre las amenazas destaca la supresión de vigencia indeterminada de los convenios, con la necesidad de volver a negociar desde el principio cada uno, y la supresión de los convenios sectoriales y territoriales. En principio, los sindicatos y la patronal coinciden en oponerse a la reforma, pero la incertidumbre está ahí.

La representación obtenida en las elecciones sindicales tiene incidencia directa tanto en los convenios de cada empresa como en la negociación de los convenios sectoriales y en la presencia en órganos institucionales como el Consejo de Relaciones Laborales (CRL) o el Consejo Económico y Social (CES).

Precisamente los convenios sectoriales han sido a lo largo de este año uno de los grandes campos de pelea sindical. El sindicato mayoritario, ELA, se ha quedado en minoría en conflictos como el de hormigones y canteras en Vizcaya, donde las otras centrales han firmado el convenio en minoría. La negativa de ELA a firmar convenios sectoriales y su estrategia de negociar sólo en las empresas, lo que según, el resto de las centrales deja desamparados a los trabajadores de las pequeñas empresas, permanece en el debate electoral.

La representatividad

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Pero más allá de esta cuestión, las elecciones sindicales en Euskadi tiene también una repercusión extrasindical. La representación en el CRL, el CES o en Hobetuz es importante, pero los resultados tienen una proyección política indudable.

ELA ha convertido su aplastante mayoría -dobla en representación a la siguiente central, CC OO- en un poderoso resorte de acción política para la concreción del llamado 'marco vasco de relaciones laborales' y, en sentido más amplio, del soberanismo. En esta cuestión, pese a la ruptura de la unidad de acción con LAB, existe una coincidencia. El último ejemplo fue la huelga general del 20 de junio contra el decretazo del Gobierno de Aznar, que las centrales nacionalistas anticiparon en un día en Euskadi.

José Elorrieta, secretario general de ELA se adelantó en declarar 'muerto' el Estatuto de Gernika en un acto en octubre de 1998 y fue uno de los motores del pacto de Lizarra. Más recientemente ha propuesto la desobediencia institucional a Madrid y la construcción de unas instituciones propias. En los últimos años, todos sus movimientos en este campo han precedido a cambios en la actuación del nacionalismo gobernante.

Laminaciones de Lesaka, a UGT

El 8 de octubre, en las elecciones sindicales de Laminaciones Lesaka, del grupo Arcelor, la lista de UGT la encabezará Enrique López, hasta ahora presidente del comité de empresa en representación de ELA. Este verano López y otros nueve compañeros de ELA en el comité de empresa decidieron abandonar el sindicato nacionalista ante la estrategia adoptada por éste. Esta decisión, que fue seguida también por otros 205 trabajadores de Laminaciones, tiene su origen, según López, en la apuesta de ELA por un marco de relaciones laborales vasco, lo que invalidaba a la sección sindical a la hora de negociar cuando su interlocutor es una multinacional. La planta, que da empleo a 1.250 personas, se encuentra en una zona de Navarra de alto perfil nacionalista. Desde UGT se dijo ayer que la estrategia de ELA sitúa 'a algunos de sus representantes en una posición muy incómoda' al ser 'una visión muy corta'. ELA considera que la baja de sus afiliados responde a su resistencia al modelo de negociación colectiva 'reivindicativo' decidido por el sindicato.

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