CRÓNICAS DEL SITIO

Estatuto en suspensión

Cuando se acababa el milenio me enteré de que había un número, el 666, llamado de la Bestia, que iba a mandarnos a todos al Infierno a poco que nos descuidásemos. Tuvo que intervenir Schwarzenegger enfrentándose a porrazos con Satán para asegurar la continuación de la vida en el planeta y, de paso, que los ordenadores siguiesen funcionando.

Pero esa aventura pronto se olvidó, porque llegó el nuevo siglo con nuevos problemas asociados a nuevos números malditos. Pronto el 11-9-1 desplazó al 6-6-6 porque ese día todos los superhéroes estaban ilocalizables.

En el planeta de los vasco...

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Cuando se acababa el milenio me enteré de que había un número, el 666, llamado de la Bestia, que iba a mandarnos a todos al Infierno a poco que nos descuidásemos. Tuvo que intervenir Schwarzenegger enfrentándose a porrazos con Satán para asegurar la continuación de la vida en el planeta y, de paso, que los ordenadores siguiesen funcionando.

Pero esa aventura pronto se olvidó, porque llegó el nuevo siglo con nuevos problemas asociados a nuevos números malditos. Pronto el 11-9-1 desplazó al 6-6-6 porque ese día todos los superhéroes estaban ilocalizables.

En el planeta de los vascos, las buenas gentes han salido una mañana a la calle y se han quedado horrorizadas al contemplar centelleando en su cielo azul Bilbao el número 1-5-5. Alguno de mis amigos ha salido corriendo al primer quiosco de la ONCE a pedir el número para el próximo sorteo. Otros, más pragmáticos, lo han tomado por publicidad de un nuevo número de emergencia que sustituya al 112. Los más angustiados se han dirigido a Ajuria Enea. Allí el lehendakari ha salido al balcón y les ha dirigido unas palabras. - Sí, es cierto que el 155 es el número de Madrid que se cierne amenazante sobre nuestra soberanía. Pero no hay que ponerse nerviosos. Este pueblo seguirá avanzando. Y las vascas y los vascos seguirán avanzando. Todos han vuelto a sus casas más tranquilos.

El Estatuto Vasco consiste en dos acuerdos, uno de los vascos entre sí, y otro de todos los españoles

Yo también he vuelto al Instituto más tranquila. Pero al entrar en clase los alumnos no me han dejado ni llegar a hasta mi silla: - Profa ¿qué nos pasará con ese 155? ¿Al que hable en euskera le llevarán a la cárcel?

Con más temple que un lehendakari en tiempos de tribulación, he logrado al fin que vuelvan a sus asientos. Luego les he dicho que el Estatuto Vasco consiste en dos acuerdos, uno de los vascos entre sí, y otro de todos los españoles. El acuerdo entre los vascos es necesario porque en Euskadi no todos pensamos igual. Unos vascos son nacionalistas y otros constitucionalistas. Pero unos y otros nos pusimos de acuerdo hace unos años para gobernarnos en paz. Y eso es el Estatuto. El Estatuto responde también a un acuerdo entre todos los españoles, que respeta y confirma ese acuerdo entre los vascos. Sin embargo, los acuerdos se pueden romper. Pasa como en el matrimonio. No sólo las dos personas tienen que querer casarse; también han de seguir queriendo vivir juntas. La posibilidad de que alguno de esos acuerdos se rompa, es lo que prevé el artículo 155 de la Constitución.

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En general mis alumnos ya saben lo relativos que pueden ser los acuerdos entre las personas. Algunos son hijos de padres divorciados que han vuelto a casarse. Además, ellos mismos viven con más o menos acierto sus noviazgos. Ahora los chicos han aprendido algo que antes sólo las chicas sabían: que si dejan de gustar a su pareja, se acabó. Ya saben por experiencia lo que puede pasarles si se rompe la baraja. Y han aprendido a llorar por no haber sido capaces de conservar lo que tenían.

Josu, con su calma de siempre, comenta:

- Pero si el Gobierno Vasco no quiere el Estatuto, pues se quita y ya está, ¿no?

- Yo no entiendo, ¿por qué no quiere el Estatuto? ¿Qué pasa; es que se ha cansado de gobernar? Pues si ellos no quieren, ya querrán otros. Que dimitan.

- No, idiota, el Estatuto les parece poco, quieren la independencia.

- Pues mi padre dice que si eso ocurre tendremos que andar con velas.

- ¿Por qué?

- Porque la electricidad viene de fuera, tío.

- ¡Anda que gracia! Ahora que me van a comprar un ordenador...

- Pero, hombre el teléfono no lo cortarían.

- Ya, y te lo enchufas en la nariz, ¿no?

- Pues a mí, si me quitan Popstars me da el ataque.

Me resulta casi imposible cortar la discusión tan atropellada que tienen. Intento volver a la cuestión de los acuerdos y las rupturas, poniendo ejemplos de separaciones de parejas, procurando no reabrir heridas, hasta que veo nuevamente a Josu levantando la mano:

- Profa, si esto se parece a lo de las parejas, para mí que este Gobierno quiere seguir casado, pero ligando por ahí con quien le da la gana.

No me siento preparada para explicarle que las deslealtades matrimoniales no suelen ser inocuas; rota la confianza, difícilmente sobrevivirá la voluntad de parar la cuenta atrás que anuncia la hora del desastre.

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