Ni proféticos, ni nostálgicos: atentos a los grandes desafíos

El gran especialista francés Roger Chartier, autor de obras como Entre poder y placer: cultura escrita y literatura en la edad moderna, o Las revoluciones de la cultura escrita, ha seguido atentamente las sesiones del Encuentro sobre la Edición, dedicado este año a la lectura y los lectores. Ha sacado sus conclusiones, y lo que pasa en España no difiere demasiado de lo que sucede en Francia o en el resto de países de la UE: 'Ha disminuido el número de lectores que leían mucho y que compraban mucho, ésta es una de las razones de la crisis del ensayo, al menos en Francia, pero creo...

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El gran especialista francés Roger Chartier, autor de obras como Entre poder y placer: cultura escrita y literatura en la edad moderna, o Las revoluciones de la cultura escrita, ha seguido atentamente las sesiones del Encuentro sobre la Edición, dedicado este año a la lectura y los lectores. Ha sacado sus conclusiones, y lo que pasa en España no difiere demasiado de lo que sucede en Francia o en el resto de países de la UE: 'Ha disminuido el número de lectores que leían mucho y que compraban mucho, ésta es una de las razones de la crisis del ensayo, al menos en Francia, pero creo que está pasando en todas partes. Los adolescentes hoy no sienten la lectura como un valor, parece como si la descalificaran y, sin embargo, leen. Es el riesgo de las encuestas, leen más de lo que admiten. Se publica más que nunca, ¿qué significa esto? Yo no lo veo como un indicio de la buena salud editorial, sino de la búsqueda desesperada de lectores. El incremento de títulos produce la reducción de tiradas para compensar la reducción global de compras'.

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Para Chartier, no obstante, el gran debate y el desafío está en la relación entre el texto impreso y el texto digital. 'La búsqueda de informaciones concretas, datos, voces, artículos de enciclopedias..., lo que llamamos lectura discontinua, recibe una ayuda muy fuerte de Internet. Otra cosa es la lectura continua, la percepción de la totalidad de una obra y de su coherencia desaparece en los textos electrónicos'.

'No se puede ser profético ni nostálgico. Mi diagnóstico es que en las próximas décadas convivirán la escritura manuscrita, el texto impreso y el soporte digital. Se complementan, pero se impone una seria reflexión. En los textos impresos, cada objeto como soporte particular está claramente diferenciado: una ficha, un artículo, una libreta, un libro... En el mundo digital hay un soporte único que transmite todos los géneros. Esto crea confusión incluso en la definición de lo que es un libro. El gran desafío de la electrónica es cómo estabilizar el libro como un objeto particular, diferente. ¿Cómo se identifica y se reconoce en un mundo en que todo tiene el mismo soporte'.

Autoridad del texto

Hay, además, según Chartier, una dimensión jurídica que aún no está clara (los derechos de autor) y una dimensión intelectual, estética y cultural en relación con la autoridad del texto. 'En el mundo impreso hay jerarquías y autoridad en los textos. En la Red, el consumidor que hace una búsqueda recibe un diluvio de textos indiscriminados y el receptor no dispone de ninguna herramienta para discriminar lo bueno de lo malo, la propaganda de lo que no lo es. En las enciclopedias los textos que consultamos están garantizados'. Chartier puso como ejemplo una reciente consulta en Internet: en la búsqueda de información sobre el holocausto llegaron mezclados textos revisionistas sin identificar. 'Internet es una propuesta fantástica, muy útil en numerosos aspectos, pero también puede destruir criterios. Éste es otro de los principales desafíos de la nueva tecnología', concluyó.

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