Reportaje:

Los cien días de campaña electoral del canciller Schröder

La socialdemocracia alemana, con los sondeos en contra, abre la batalla de la educación

El canciller alemán, Gerhard Schröder -a 100 días de las elecciones del 22 de septiembre-, abrió ayer otro frente de debate que podría ser decisivo para el desenlace de los comicios: la crisis de la educación en Alemania. En una declaración de Gobierno presentada ante la Cámara baja del Parlamento (Bundestag), la primera dedicada exclusivamente a este tema en la historia reciente del país, Schröder pidió 'un esfuerzo nacional' en 'el más crucial de los temas sociales del siglo' y aprovechó la oportunidad para defender su promesa electoral de destinar 4.000 millones de euros para que 10.000 col...

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El canciller alemán, Gerhard Schröder -a 100 días de las elecciones del 22 de septiembre-, abrió ayer otro frente de debate que podría ser decisivo para el desenlace de los comicios: la crisis de la educación en Alemania. En una declaración de Gobierno presentada ante la Cámara baja del Parlamento (Bundestag), la primera dedicada exclusivamente a este tema en la historia reciente del país, Schröder pidió 'un esfuerzo nacional' en 'el más crucial de los temas sociales del siglo' y aprovechó la oportunidad para defender su promesa electoral de destinar 4.000 millones de euros para que 10.000 colegios adicionales puedan ofrecer jornadas continuas a sus alumnos.

Schröder libra una carrera contrarreloj: un 44% de los alemanes quiere un cambio de Gobierno, frente a sólo un 27% que se pronuncia a favor de mantener la actual coalición rojiverde, según una encuesta del instituto Allensbach. Todos los sondeos indican que el Partido Socialdemócrata alemán (SPD) del canciller sigue muy por detrás de la Unión Cristiana Democrática (CDU) y su hermanada Unión Social Cristiana (CSU), dirigidas por Edmund Stoiber (ocho puntos de diferencia, según Allensbach, aunque menos según otros sondeos).

Schröder pidió 'un esfuerzo nacional' en 'el más crucial de los temas sociales del siglo'
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Hasta ahora, la campaña se había centrado ante todo en temas económicos. Los conservadores han achacado al Gobierno la responsabilidad de los altos niveles de paro y las bajas tasas de crecimiento. Con la paulatina reactivación de la economía -quizá demasiado lenta como para notarse antes del 22 de septiembre - ahora ganan importancia otros asuntos.

Tras el debate sobre supuestos brotes antisemitas en el Partido Liberal Democrático (FDP), que ha restado credibilidad, mas no intención de voto, a este posible socio de Gobierno tanto de los socialdemócratas como de los conservadores, la atención de las próximas semanas se podría centrar en el sistema educativo. El debate tiene que ver con los desastrosos resultados del Programa Internacional para la Evaluación Estudiantil (PISA, por sus siglas en inglés), coordinado por la OCDE en 31 países y publicado el año pasado. Los alumnos alemanes quedaron en el puesto 21, en lo que a comprensión escrita se refiere (España obtuvo el puesto 18), mientras que en matemáticas y en ciencias naturales se situaron en el 20º (España, 23º y 19º, respectivamente).

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El desglose regional del estudio PISA se publicará el próximo 27 de junio, y de mostrar mejores resultados en los länder (Estados federados) gobernados por los conservadores que en aquellos socialdemócratas podría resultar explosivo para el Gobierno. Los 4.000 millones de euros previstos para los colegios de jornada continua son una de las pocas promesas electorales del Gobierno, maniatado por el alto déficit público. Aunque estén de acuerdo con esta propuesta, los conservadores cargan más las tintas sobre la necesidad de introducir una mayor competencia en el sistema universitario y de mejorar los conocimientos de alemán de los niños extranjeros.

Esto último se vincula a una de las incógnitas de estos 100 días: si los conservadores, que el lunes y martes se reunirán en congreso en Francfort, convertirán en asunto central de su campaña el rechazo a la inmigración. Aunque les dé votos, podría dar pie también a que los socialdemócratas acusen de 'derechista' al hasta ahora sorprendentemente moderado Stoiber y así movilizar a su propio electorado.

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