Un mosquito transgénico abre una nueva vía para vencer la malaria

El insecto modificado es casi incapaz de transmitir la enfermedad

Científicos de EE UU y de Alemania han hecho un avance clave en la lucha contra la malaria al construir un mosquito transgénico que es casi incapaz de transmitir el parásito causante de la enfermedad. El insecto se ha ensayado con ratones y los expertos sugieren que si se superasen las incógnitas y dificultades de esta línea de trabajo, cabría pensar en sustituir en la naturaleza los mosquitos infecciosos por ejemplares transgénicos.

El parásito de la malaria infecta cada año a entre 300 y 500 millones de personas y causa, como mínimo, entre 0,7 y 2,7 millones de muertes. Es una enferme...

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Científicos de EE UU y de Alemania han hecho un avance clave en la lucha contra la malaria al construir un mosquito transgénico que es casi incapaz de transmitir el parásito causante de la enfermedad. El insecto se ha ensayado con ratones y los expertos sugieren que si se superasen las incógnitas y dificultades de esta línea de trabajo, cabría pensar en sustituir en la naturaleza los mosquitos infecciosos por ejemplares transgénicos.

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El parásito de la malaria infecta cada año a entre 300 y 500 millones de personas y causa, como mínimo, entre 0,7 y 2,7 millones de muertes. Es una enfermedad, también llamada paludismo, muy complicada, en cuyo ciclo de desarrollo y transmisión, que dura unas tres semanas, intervienen tres organismos: el parásito causante de la enfermedad, el humano que la padece (u otro animal) y el mosquito que actúa como vector de transmisión al picar a las víctimas. Para luchar contra ella no hay vacunas eficaces y los parásitos desarrollan rápidamente resistencias contra los medicamentos.

Investigadores de varios países llevan años explorando los recursos de la ingeniería genética para interferir en ese ciclo de la malaria. Ahora, Marcelo Jacobs-Lorena (Case Western Reserve University, EE UU) y sus colaboradores han construido una estirpe de mosquitos (Anopheles stephensi) modificados genéticamente que, tras suministrárseles sangre de ratón con malaria, muestran una reducción importante (hasta un 80%) de parásitos en sus glándulas salivares, y son prácticamente incapaces de pasar la enfermedad a otro ratón.

El truco consiste en interferir en la fase de desarrollo del parásito dentro del mosquito, concretamente en el paso desde el aparato digestivo del animal -donde madura el agente infeccioso- a las glándulas salivares.

El mismo Jacobs-Lorena y su grupo habían descubierto antes una molécula denominada SM1 que impide que el parásito llegue a las glándulas salivares del mosquito. Otro equipo, del Imperial College de Londres, había creado el primer mosquito transgénico, introduciéndole un gen de la fluorescencia para demostrar que se podía construir un organismo modificado de esta especie. Varios laboratorios del mundo desarrollan líneas de investigación de la malaria basadas en ingeniería genética.

Ahora el equipo de Jacobs-Lorena, según informa hoy la revista Nature, ha hecho un mosquito transgénico al que se ha incorporado el gen que gobierna la producción de la molécula SM1. En concreto, los científicos han introducido el gen en el mecanismo de digestión del mosquito, de forma que empieza a producir SM1 al alimentarse de sangre.

Ya que el gen introducido 'es heredado establemente por los descendientes de estos mosquitos', los investigadores han mostrado la viabilidad de generar poblaciones de mosquitos transgénicos con un potencial disminuido de transmitir el parásito', destacan en Nature Gareth J. Lycett y Fotis C.Kafatos, expertos en la materia del Laboratorio Europeo de Biología Molecular (EMBL), en Heidelberg, Alemania. 'Es un hito en la investigación sobre malaria', concluyen.

Pero los científicos no saben cómo funciona SM1, aunque creen que bloquea las proteínas del tejido de la pared del intestino que permiten que el parásito reconozca esta vía hacia las glándulas salivares. Además, señalan Lycett y Kafatos, en los experimentos se ha utilizado un parásito de malaria en roedores y está por ver que el SM1 sea efectivo contra la versión del parásito que afecta al hombre y que se transmite por otra variedad de mosquito. Además, no se conocen bien las poblaciones naturales de mosquitos ni el flujo genético entre subespecies como para predecir el destino de un nuevo gen.

Los mismos autores del trabajo destacan, entre las dificultades que quedan por superar antes de pensar en una aplicación efectiva de los mosquitos transgénicos, que como en ellos no se impide completamente el desarrollo del parásito, existe la posibilidad de que prosperen variantes resistentes. Pero Jacobs-Lorena y sus colegas también advierten que, dada la incidencia actual de esta enfermedad en el mundo, 'si no se desarrollan nuevas medidas para controlar la malaria, las proyecciones preven que se duplique su mortalidad en 20 años'.

Los científicos piensan en diseñar, a la larga, una estrategia para ir sustituyendo en la naturaleza los mosquitos salvajes por los transgénicos incapaces de transmitir la enfermedad.

Pero saben que tendrían que hacer muchos ensayos y demostrar que los mosquitos transgénicos son eficaces e inocuos para el medio ambiente antes de pensar en soltarlos en la naturaleza. Habría que hacer pruebas de campo muy controladas para comprobar que los nuevos genes de los mosquitos alterados se mantienen activos durante tiempo suficiente sin provocar efectos indeseables. 'Tenemos que hacer muchos deberes para estar seguros de que no pueden hacer daño', ha dicho Jacobs-Lorena, muy consciente del rechazo social que puede provocar la idea de liberar en la naturaleza animales modificados genéticamente. Además, los científicos se oponen a los experimentos de campo prematuros.

Sustituir a los salvajes

Los científicos piensan en diseñar, a la larga, una estrategia para ir sustituyendo en la naturaleza los mosquitos salvajes por los transgénicos incapaces de transmitir la enfermedad. Pero saben que tendrían que hacer muchos ensayos y demostrar que los mosquitos transgénicos son eficaces e inocuos para el medio ambiente antes de pensar en soltarlos en la naturaleza. Habría que hacer pruebas de campo muy controladas para comprobar que los nuevos genes de los mosquitos alterados se mantienen activos durante tiempo suficiente sin provocar efectos indeseables. 'Tenemos que hacer muchos deberes para estar seguros de que no pueden hacer daño', ha dicho Jacobs-Lorena, muy consciente del rechazo social que puede provocar la idea de liberar en la naturaleza animales modificados genéticamente. Además, los científicos se oponen a los experimentos de campo prematuros.

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