El Defensor del Pueblo critica la falta de 'garantías' de algunos centros estéticos

Los españoles gastaron en 2001 unos 900 millones de euros en 300.000 intervenciones

Los españoles gastaron en 2001 unos 900 millones de euros (150.000 millones de pesetas) en 300.000 actuaciones médicas para mejorar su imagen, según la Asociación Española de Cirugía Estética. Parte de las intervenciones las realizaron los 600 cirujanos plásticos reconocidos. El resto, unos 2.000 cirujanos estéticos formados, casi todos, en el extranjero, como Gerardo Senderowicz, el médico en cuyo centro falleció el viernes una paciente. El Defensor del Pueblo ha pedido al Ministerio de Sanidad que regule el marco legal para el ejercicio de la cirugía estética y ha destacado que hay una 'prof...

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Los españoles gastaron en 2001 unos 900 millones de euros (150.000 millones de pesetas) en 300.000 actuaciones médicas para mejorar su imagen, según la Asociación Española de Cirugía Estética. Parte de las intervenciones las realizaron los 600 cirujanos plásticos reconocidos. El resto, unos 2.000 cirujanos estéticos formados, casi todos, en el extranjero, como Gerardo Senderowicz, el médico en cuyo centro falleció el viernes una paciente. El Defensor del Pueblo ha pedido al Ministerio de Sanidad que regule el marco legal para el ejercicio de la cirugía estética y ha destacado que hay una 'profusión de centros y servicios' sin que exista certeza de que trabajen con 'las debidas garantías sanitarias'.

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La falta de regulación en la carrera profesional es una de las conclusiones que sacó el Defensor del Pueblo, Enrique Múgica, después de entrevistarse el pasado diciembre con el presidente de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética, José Sainz. Las conclusiones del Defensor se conocieron ayer y entre ellas destaca la petición de que los centros sean 'sometidos al control de las administraciones públicas' con competencia en la materia, que son las comunidades autonómicas.

La petición del Defensor del Pueblo no es ajena al hecho de que el mercado de la cirugía estética crece. De acuerdo con los datos de Ramón Vila-Rovira, presidente de la Asociación Española de Cirugía Estética, este crecimiento se sitúa en un 15% cada año. 'Son muchos millones de euros', y ello ha favorecido la proliferación de centros, explica Vila-Rovira. Las intervenciones más solicitadas son la liposucción y el implante de prótesis mamarias.

Tanto la sociedad de cirugía plástica y reparadora como la de estética están formadas por cirujanos plásticos, la única especialidad que se puede estudiar en España. Esta rama se centra en necesidades médicas como la reconstrucción de tejidos quemados, traumatismos, accidentes o pechos extirpados por padecer un proceso tumoral. Su gasto lo cubre la Seguridad Social. En cambio, la estética se centra en rinoplastias, implantes mamarios o sistemas para adelgazar, que no son problemas de salud 'aunque tenga gran importancia psicológica', según Vila-Rovira.

En la estética es donde se da lo que los cirujanos plásticos califican de 'intrusismo' de otros médicos. El conflicto se manifiesta en las diferentes asociaciones de los profesionales. Los que no tienen el título español de cirujanos plásticos, pero realizan tratamientos de estética, se agrupan en la Sociedad Española de Cirugía Estética. Su presidente, David Cohen, reconoce que es 'lógico que el dinero público no se gaste' en su formación, pero insiste en que 'dedican cuatro o cinco años a estudiar en el extranjero', y pide la regulación del sector. La solución de estos conflictos está en el desarrollo de la Ley General de Sanidad de 1986 'en lo tocante al intrusismo y la mala praxis profesional', según el defensor del Pueblo. Múgica sugiere que se incluya la denominación de 'Estética' en la especialidad. 'Pero eso habrá que acompañarlo de una modificación de los estudios', matiza Cohen.

En lo que las asociaciones coinciden es en la falta de control existente, que permite que se abran 'centros y cliniquitas llamadas de estética', afirma Vila-Rovira, quien insiste en la necesidad de aumentar la inspección. Por su parte, Cohen distingue entre consultas, centros de cirugía ambulatoria, hospitales de día y hospitales. 'Todo se puede llamar clínica', pero hay que exigir mínimos, como 'quirófanos, salas de recuperación o un circuito de material limpio-sucio', afirmó.

Como regla general, ambos médicos están de acuerdo en asociar la palabra 'clínica' con la 'posibilidad de aplicar anestesia'. También en pedir 'tranquilidad'. 'Si la muerte de una paciente ha sido noticia es, precisamente, porque no ocurre nunca', destacó Vila-Rovira.

Sobre la muerte de Fermina Melo el 5 de septiembre de 2001 en la Clínica Menorca de Madrid tras someterse a una abdominoplastia, ayer se conoció el resultado de la autopsia. Los forenses afirman que murió por un infarto de miocardio agudo y un edema de pulmón 'compatible con causa natural'.

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