Piqué y Benaissa no logran cerrar la crisis entre España y Marruecos

El ministro español confía en el arreglo y dice que hablar ya es avanzar

La crisis entre España y Marruecos sigue abierta. Los ministros de Asuntos Exteriores de ambos países, Josep Piqué y Mohamed Benaissa, se reunieron ayer en Nueva York, pero no obtuvieron resultado alguno. 'Prefiero no expresarme en términos de optimismo o pesimismo; confío en que esto se arregle y el hecho de hablar ya supone un avance', dijo Piqué tras el encuentro, que calificó de 'muy cordial y muy franco'.

El ministro español admitió que no podía hacer estimaciones sobre cuándo regresaría a Madrid el embajador marroquí, Abdesalam Baraka, que fue llamado a consultas el pasado 27 de o...

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La crisis entre España y Marruecos sigue abierta. Los ministros de Asuntos Exteriores de ambos países, Josep Piqué y Mohamed Benaissa, se reunieron ayer en Nueva York, pero no obtuvieron resultado alguno. 'Prefiero no expresarme en términos de optimismo o pesimismo; confío en que esto se arregle y el hecho de hablar ya supone un avance', dijo Piqué tras el encuentro, que calificó de 'muy cordial y muy franco'.

El ministro español admitió que no podía hacer estimaciones sobre cuándo regresaría a Madrid el embajador marroquí, Abdesalam Baraka, que fue llamado a consultas el pasado 27 de octubre por un periodo 'indeterminado'.

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Josep Piqué se refirió a la necesidad de que 'las dos sociedades, la española y la marroquí', se comprendieran 'más y mejor a todos los niveles' y subrayó que su relación personal con el ministro Benaissa seguía siendo 'muy buena' y que Benaissa era 'perfectamente consciente de la posición española'. De sus palabras podía interpretarse que la situación permanecía bloqueada por voluntad del joven rey Mohamed VI, aunque Piqué fue muy cuidadoso en sus declaraciones.

El encuentro de los ministros, con ocasión de la asamblea general de las Naciones Unidas, había despertado grandes expectativas. Era su primera cita, tras un fugaz saludo en Bruselas, desde que Marruecos retiró a su embajador, y hacía pensar que podían desbloquearse las dos cuestiones más urgentes en las relaciones bilaterales: el regreso de Baraka a Madrid y la convocatoria de una cumbre entre José María Aznar y el primer ministro marroquí, Abderramán Yusufi, pendiente desde hace meses e inicialmente prevista para el 27 de diciembre. 'Hemos tomado un café a solas y hemos acordado mantenernos en contacto', indicó Josep Piqué.

'Estamos dispuestos a hablar francamente con Marruecos sobre cualquier cosa que quieran plantear. La disposición de España es la misma que el primer día', dijo el ministro español, 'y espero que con sucesivos contactos y la reiteración de los mensajes se alcance la solución que todos deseamos'. Marruecos plantea numerosas quejas a España como justificación a la llamada a consultas de su embajador, que incluyen las 'amenazas' en la negociación pesquera, la 'congelación' de la ayuda financiera y el 'maltrato' de la prensa española al monarca y la sociedad marroquíes.

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Uno de los asuntos que históricamente han causado fricciones entre Madrid y Rabat, el del Sáhara, ha vuelto a quedar aplazado en la ONU. El secretario general, Kofi Annan, que debía presentar en los próximos días un informe sobre el llamado Plan Baker, confeccionado por su enviado especial a la zona, el ex secretario de Estado James Baker, pedirá una 'prórroga técnica' de dos meses. El Plan Baker, favorecido por Marruecos, plantea una 'autonomía transitoria' de cinco años para los saharauis.

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