La ONU prepara una resolución para desplegar fuerzas de paz en Afganistán

El ex rey presidirá una asamblea de notables que será asesorada por Naciones Unidas

Tras visitar Islamabad, Teherán y Roma durante las pasadas dos semanas, el enviado especial de la ONU para Afganistán, Lakhdar Brahimi, ultima estos días el informe que tiene que presentar el lunes al secretario general, Kofi Annan. Ese documento, a cuyo contenido ha tenido acceso EL PAÍS, establece las líneas maestras del proceso de reconstrucción política de Afganistán.

Según el borrador, un Gobierno provisional encabezado por el ex rey Mohamed Zahir Shah supervisará la convocatoria de una Loya Jirga e invitará a la ONU a asistirle en su desarrollo. El Consejo de Seguridad trab...

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Tras visitar Islamabad, Teherán y Roma durante las pasadas dos semanas, el enviado especial de la ONU para Afganistán, Lakhdar Brahimi, ultima estos días el informe que tiene que presentar el lunes al secretario general, Kofi Annan. Ese documento, a cuyo contenido ha tenido acceso EL PAÍS, establece las líneas maestras del proceso de reconstrucción política de Afganistán.

Según el borrador, un Gobierno provisional encabezado por el ex rey Mohamed Zahir Shah supervisará la convocatoria de una Loya Jirga e invitará a la ONU a asistirle en su desarrollo. El Consejo de Seguridad trabaja ya en el texto de una resolución que dé mandato a la madre de todas las misiones.

Brahimi, un veterano diplomático argelino que abandonó el dossier afgano en 1998 ante la falta de avance, ha puesto toda su experiencia negociadora y sobre la región en este nuevo empeño. Así, conocedor de los intereses de los diferentes países vecinos de Afganistán, ha empezado su tarea de escucha, recogida de posturas y limado de asperezas en los dos países clave: Pakistán e Irán.

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No ha olvidado, sin embargo, reunirse con los diferentes grupos afganos que tienen exiliados y representantes en esos países. A continuación, viajó el miércoles a Roma para entrevistarse con el ex monarca afgano. La próxima semana someterá también sus conclusiones al grupo 6+2, los seis países vecinos de Afganistán más EE UU y Rusia. A resultas de todas las conversaciones mantenidas, Brahimi ha diseñado un proyecto de Gobierno de transición representativo de todas las fuerzas políticas y étnicas del país. A pesar de que el sistema de distribución porcentual no está arraigado en el espíritu afgano, el representante especial de Annan parece haber concluido que sólo por esa vía puede encajar los intereses contrapuestos de los diferentes implicados.

Supervisión realAsí, el borrador sobre el que trabaja contempla que el Ejecutivo de transición incluya un 40% de representantes pastunes, otro 40% de la Alianza del Norte y un 20% de la diáspora. Será dicho Gobierno, bajo la égida del ex rey Zahir Shah, el que supervise la convocatoria de una Loya Jirga (gran asamblea tradicional) que organizará el proceso electoral y pedirá la ayuda de la ONU. El Consejo de Seguridad trabaja ya en la redacción de una resolución que, tras ser aprobada por sus miembros, dé mandato a lo que ya se conoce entre sus funcionarios como la madre de todas las misiones. El objetivo de dicha resolución es legalizar la intervención de la ONU y sancionar el eventual uso de la fuerza para apoyar el acuerdo. Se determinará entonces la composición de las tropas, para lo que Turquía ya ha ofrecido su colaboración.

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Las líneas maestras del plan trazado por Brahimi pueden resumirse en los siguientes puntos:

1. Respeto y reconocimiento de las actuales fronteras de Afganistán. Este punto, por más obvio que parezca, constituye una concesión a Pakistán, cuyas autoridades lo mencionaron insistentemente durante la visita del enviado de la ONU a Islamabad. Kabul nunca ha reconocido la Línea Durand, la arbitraria división fronteriza establecida por los británicos en 1893.

2. Participación de todos los afganos en el proceso electoral. Aunque el texto hará una mención especial a la diáspora, no está claro si finalmente también estarán los talibanes.

3. Compromiso de no interferencia de las potencias extranjeras y declaración afgana de no intervención en los países vecinos.

4. Declaración antiterrorista. Inevitable tras el revuelo internacional que ha provocado la campaña para dar captura a Osama Bin Laden y su red.

5. Establecer un periodo de transición como mucho de dos años, durante el cual se garantizará el envío masivo de ayuda humanitaria.

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