El centro de agentes, al 50%

'Este Francfort parece un Liber', afirmó ayer, con gran acierto, un editor español, comparando la desangelada feria española con el bullicio de anteriores ediciones de la alemana. La feria está muy rara y acusa de manera evidente los acontecimientos desencadenados a partir de los ataques terroristas en Estados Unidos, y no sólo eso, todo el mundo habla de recesión económica. La preocupación y el desánimo son palpables en todas partes. El mejor termómetro: el antes hiperactivo centro de agentes literarios está funcionando al 50%, las mesas están semivacías y varios agentes españoles ya casi no ...

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'Este Francfort parece un Liber', afirmó ayer, con gran acierto, un editor español, comparando la desangelada feria española con el bullicio de anteriores ediciones de la alemana. La feria está muy rara y acusa de manera evidente los acontecimientos desencadenados a partir de los ataques terroristas en Estados Unidos, y no sólo eso, todo el mundo habla de recesión económica. La preocupación y el desánimo son palpables en todas partes. El mejor termómetro: el antes hiperactivo centro de agentes literarios está funcionando al 50%, las mesas están semivacías y varios agentes españoles ya casi no tienen citas.

Los editores estadounidenses han reducido su presencia en al menos un 30% y el pabellón número 8, donde se hallan agrupados con los anglosajones, es en el que hay más controles policiales. Junto a los israelíes, que están también ahí, hay policía armada. Pero lo que ha alarmado más es la ausencia de algunos editores italianos. Piemme, por ejemplo, ha cancelado su asistencia, como también lo ha hecho la estadounidense Little Brown. Un editor italiano apuntó que algunos de sus colegas habían puesto como excusa el accidente aéreo de Milán.

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La feria también ha reducido su espacio, según su director, Lorenzo A. Rudolf, para hacerla más cómoda a usuarios y visitantes, pero lo cierto es que la presencia de empresas del mundo editorial se ha reducido en un 4%. La impresión general es que el gigantismo de que hacía gala ya no es posible ni necesario en estos días.

Alpha, Delta

Tras los exhaustivos controles a que fueron sometidos los periodistas que asistieron el martes a la conferencia de prensa de apertura, ayer se esperaban atascos, pero no se produjeron. Fueron casi por muestreo: algunos de los participantes y sus pertenencias fueron registrados con todo detalle e incluso se les colocó en sus carteras de mano un lazo verde, advirtiéndoseles de que no lo quitaran bajo ningún concepto, y otros pasaron como si tal cosa.

Un comunicado distribuido por la feria a editores y agentes con severas advertencias sobre seguridad no ha contribuido a calmar los ánimos. Se les recuerdan unos códigos que deben seguir: Alpha, sobre lo que tienen que hacer si encuentran algún paquete sospechoso. Delta; por si oyen por el sistema de megafonía el aviso Delta, deben dirigirse a la salida más próxima. 'No corran', dice el comunicado, 'permanezcan en calma'.

Otra de las 'recomendaciones' es no dejar vacías bajo ningún concepto las casetas, y, curiosamente, la tienda que está a la entrada de la feria estuvo ayer sin nadie, absolutamente nadie, que la atendiera al menos durante un rato a mediodía. Son algunas de las contradicciones de estos tiempos. En lo que parece haber consenso es en que ayer fue el primer día de feria y que pueden producirse muchas sorpresas agradables.

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