Reportaje:

Mala conciencia internacional

Naciones Unidas ha reconocido su responsabilidad en la suerte de la ciudad que se comprometió a proteger

'La matanza de Srebrenica atormentará para siempre a la ONU'. Con estas palabras termina Kofi Annan su informe sobre la caída del enclave musulmán. Con la condena por genocidio del general Radislav Krstic empieza a quedar claro quiénes fueron los responsables directos del asesinato de al menos 7.000 musulmanes tras la toma de Srebrenica por las fuerzas serbobosnias, dirigidas militarmente por Ratko Maldic y moralmente por Radovan Karadzic, el 11 de julio de 1995. Las responsabilidades indirectas siguen siendo una mancha, nunca terminada de aclarar, en la comunidad internacional.

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'La matanza de Srebrenica atormentará para siempre a la ONU'. Con estas palabras termina Kofi Annan su informe sobre la caída del enclave musulmán. Con la condena por genocidio del general Radislav Krstic empieza a quedar claro quiénes fueron los responsables directos del asesinato de al menos 7.000 musulmanes tras la toma de Srebrenica por las fuerzas serbobosnias, dirigidas militarmente por Ratko Maldic y moralmente por Radovan Karadzic, el 11 de julio de 1995. Las responsabilidades indirectas siguen siendo una mancha, nunca terminada de aclarar, en la comunidad internacional.

En su informe -www.un.org/News/ossg/srebrenica.pdf- Annan es rotundo: la ONU 'fracasó en la detención del ataque' y 'la comunidad internacional tiene que aceptar su parte de responsabilidad' en la matanza 'al negarse a usar la fuerza'.

En mayo de 1993, Naciones Unidas declaró seis ciudades bosnias como zonas seguras -Sarajevo, Gorazde, Bihac, Tuzla, Zepa y Srebrenica-, con lo que se comprometía a defender a sus habitantes. Srebrenica, una pequeña ciudad del este de Bosnia, situada a 15 kilómetros de Serbia, tenía 30.000 habitantes en el verano de 1995, la mayoría refugiados, que eran protegidos por un centenar de cascos azules holandeses. Ante los intensos ataques de los serbobosnios, que controlaban todo el territorio circundante, el responsable de este contingente, el coronel Karremans, pidió apoyo aéreo el 10 de julio.

Un día más tarde, dos F-16 holandeses lanzaron misiles contra posiciones serbobosnias, pero, ante las amenazas de Mladic de matar a los rehenes de Naciones Unidas, los bombardeos pararon inmediatamente. La suerte del enclave estaba echada.

A las 16.15 del 11 de julio, las tropas de Mladic entraron en Srebrenica, mientras miles de musulmanes huían de la ciudad. Unos 5.000 se refugiaron en la zona controlada por los cascos azules, pero fueron entregados a las tropas serbias a cambio de 14 rehenes holandeses el 13 de julio, día en el que comenzaron las matanzas. Los varones de entre 12 y 77 años fueron separados y llevados en autobuses a los lugares donde iban a ser ejecutados.

En cinco días, 7.000 personas fueron asesinadas. Hasta el momento, en las fosas comunes encontradas en la zona -la última el pasado miércoles- han sido hallados 4.000 cadáveres. Con motivo del quinto aniversario de la matanza, 40 intelectuales holandeses pidieron a su Gobierno que se disculpe. Y no es el único que debería hacerlo.

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