Tribuna:LAS OBRAS DE LA FACULTAD DE CIENCIAS

Responsabilidades ajenas

El pasado día 9, se publicó en estas páginas, con gran alarde tipográfico, una información sobre las obras en la Facultad de Ciencias del Campus de Leioa de la Universidad del País Vasco. En dicha información se me viene a imputar la responsabilidad de la paralización de las obras durante más de seis meses, así como las desviaciones presupuestarias sufridas por este proyecto. Igualmente, citando a 'fuentes universitarias', se menciona que la deficiente gestión fue la causa de mi cese como vicerrector del Campus de Vizcaya, decidida por el rector. Por comprometer tanto mi gestión como por perju...

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El pasado día 9, se publicó en estas páginas, con gran alarde tipográfico, una información sobre las obras en la Facultad de Ciencias del Campus de Leioa de la Universidad del País Vasco. En dicha información se me viene a imputar la responsabilidad de la paralización de las obras durante más de seis meses, así como las desviaciones presupuestarias sufridas por este proyecto. Igualmente, citando a 'fuentes universitarias', se menciona que la deficiente gestión fue la causa de mi cese como vicerrector del Campus de Vizcaya, decidida por el rector. Por comprometer tanto mi gestión como por perjudicarme la divulgación de la información publicada, me veo obligado a aclarar los siguiente extremos:

'Tras adjudicarse las obras, la responsabilidad pasa al gerente y a Asuntos Económicos'

En primer lugar, la información incurre en un error por desconocimiento del procedimiento seguido en estos casos. La responsabilidad que se me imputa en el seguimiento de las obras es solo fruto de esa ignorancia. Si se sigue todo el expediente administrativo de las obras se comprobará que mi firma sólo aparece una vez, exactamente en el informe de la Comisión Técnica de adjudicación, dependiente de la mesa de Contratación. A partir de ese momento la responsabilidad administrativa del expediente es del gerente de la Universidad y del vicerrector de Asuntos Económicos, quienes firman desde la solicitud de la licencia de las obras, las certificaciones, las actas de recepción provisionales hasta la liquidación final, personas que no aparecen mencionadas en la información.

En segundo lugar, las modificaciones presupuestarias y el coste de la obra, tal y como se recoge en la información, es inexacta e incurre en errores burdos que magnifican la responsabilidad que pretende imputárseme. El 27% de incremento aludido en el titular de la obra, presupuestada en 2.940 millones, alcanza la cifra de 793,8 millones y la suma total resulta ser 3.733,8 millones, mil millones menos que la cifra destacada en la información.

Asimismo hay que decir que las únicas dos modificaciones presupuestadas, una el 7 de diciembre de 1999, reformado por necesidades de cimentación, y otra en julio de 2000, que modifica los suelos y pavimentación de la obra, amén de estar justificadas, solo alcanzan la cifra de 228 millones de pesetas; es decir, menos del 8% del presupuesto. La modificación prevista de algo más de 500 millones que está en tramitación será, en todo caso, responsabilidad tanto de las personas directamente implicadas en el seguimiento de la obra como de la Junta de Gobierno, que deberá aprobarla.

En todo caso, es justo decir que, incluso con estos incrementos, el coste en pesetas por metro cuadrado de una obra de esta magnitud es posiblemente uno de los más baratos del mercado, teniendo en cuenta la magnitud global de esta obra con más de 14.000 m2 de reforma.

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Por último, respecto a los retrasos en la ejecución de las obras debe explicarse el motivo de las mismas, por supuesto ajeno a cualquier intervención de mi Vicerrectorado, cuando ocupaba el cargo.

Desde la recepción de la primera fase de esta compleja obra, el 21 de septiembre pasado, hasta la suspensión de la misma, que se produce el 14 de noviembre del año 2000, las razones, como se menciona en la información, son muy variadas: desde problemas empresariales derivados de la disolución de la UTE (Unión Temporal de Empresas) adjudicataria de las obras, que creó problemas de incertidumbre respecto a la continuidad del proyecto, hasta causas mas diversas; entre las que cabe señalar las dificultades de organizar la movilidad de equipos de investigación de un centro tan complejo, así como, por ejemplo, las derivadas de la renovación del equipo decanal de la Facultad de Ciencias, acontecido en el mes de noviembre. Todas ellas, como puede observarse de imposible gestión desde el Vicerrectorado que yo ocupaba.

Aunque yo no tengo ninguna responsabilidad en la ejecución de la obra, como he señalado, los datos mencionados se derivan del seguimiento paralelo e informal que de ellas he realizado, esto por pura responsabilidad institucional y para evitar omisiones que podían producirse.

Juan Antonio Rivas es profesor del Departamento de Economía Aplicada IV de la Facultad de Ciencias Económicas y ex vicerrector del campus de Vizcaya de la UPV.

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