La Universidad de Valencia estudia un peligroso parásito endémico en 62 países

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha confiado a la Universidad de Valencia un papel de primera fila en la lucha contra una grave enfermedad parasitaria que se encuentra en expansión en gran parte de países en desarrollo: la fascioliasis. La entidad con sede en Suiza ha recurrido al departamento de parasitología de la Universidad, junto al ministerio de Salud egipcio y el ministerio de Cooperación italiano, para realizar un estudio detallado de la enfermedad en el delta del Nilo -donde la padecen unas 840.000 personas- que determine los parásitos que están implicados, las vías de transm...

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha confiado a la Universidad de Valencia un papel de primera fila en la lucha contra una grave enfermedad parasitaria que se encuentra en expansión en gran parte de países en desarrollo: la fascioliasis. La entidad con sede en Suiza ha recurrido al departamento de parasitología de la Universidad, junto al ministerio de Salud egipcio y el ministerio de Cooperación italiano, para realizar un estudio detallado de la enfermedad en el delta del Nilo -donde la padecen unas 840.000 personas- que determine los parásitos que están implicados, las vías de transmisión, los hábitos higiénicos relacionados con la enfermedad, sus características epidemiológicas y establecer medidas de control que puedan extenderse al resto de zonas endémicas que sufren los efectos de la enfermedad.

La fascioliasis ha pasado en diez años de ser una dolencia que se consideraba relegada casi exclusivamente al ganado a adquirir un nuevo relieve como una de las principales enfermedades parasitarias que afectan a los seres humanos en crecimiento. El profesor de parasitología de la Universidad de Valencia, Santiago Mas Coma, recordó ayer en la presentación del proyecto, que hacia 1990 se estimaba que las principales víctimas eran el ganado -ovino, bovino y caprino fundamentalmente- y el número contabilizado de pacientes se creía en torno a los 2.000. Este escenario se encuentra totalmente descartado. Los últimos datos existentes sobre sus efectos son 17 millones de afectados o zonas endémicas en 62 países del mundo, fundamentalmente el altiplano andino, el delta del Nilo y zonas húmedas de África y Asia. Eso ha hecho que la OMS considere la lucha contra la enfermedad como un aspecto prioritario.

Resultados esperanzadores

El proyecto, que se desarrolla a través de la fundación Sud-Nord de la Universitat, se encuentra en la primera fase de evaluación de resultados que, según Mas, han sido muy esperanzadores. Tanto que la OMS ya ha solicitado una reunión en junio para abordar las novedades de la investigación. El responsable del trabajo por parte de la Universidad destacó que la enfermedad la causa un parásito muy patógeno, con gran capacidad inmunodrepresora, que provoca, al bajar las defensas, que el organismo sufra múltiples agresiones -ya sean virus, bacterias u otros parásitos-. Un ejemplo de ello es que la mortalidad de los niños afectados en la zona andina menores de cinco años es del 50%. Mas explicó que la transmisión de la larva la produce un caracol que la extiende en el agua dulce. Las larvas se adhieren a plantas del entorno -en muchos casos berros- o quedan flotando y al consumirlas se transmiten a los seres humanos. El parásito, un gusano, se dirige hacia el hígado, donde crece -llega hasta los siete centímetros- y allí puede sobrevivir en su fase crónica hasta 13 años en el hombre.

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