Argentina, pendiente del riesgo país

El temor a suspender pagos centra la atención en la confianza de los inversores

Hace 12 años, los ciudadanos argentinos, desde empresarios hasta empleados rasos, se preguntaban a cada rato por la cotización del dólar. La hiperinflación de aquel tiempo destrozaba sus ahorros en la antigua moneda nacional, el austral. En estos días, la interrogante cambió: ¿a cuánto está el riesgo país? Esa brecha entre las tasas de los bonos de deuda norteamericanos y argentinos, que mide la confianza de los inversores financieros internacionales sobre la capacidad de pago de un Estado, volvió a inquietar esta semana a operadores bursátiles y consumidores que deseaban obtener un cré...

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Hace 12 años, los ciudadanos argentinos, desde empresarios hasta empleados rasos, se preguntaban a cada rato por la cotización del dólar. La hiperinflación de aquel tiempo destrozaba sus ahorros en la antigua moneda nacional, el austral. En estos días, la interrogante cambió: ¿a cuánto está el riesgo país? Esa brecha entre las tasas de los bonos de deuda norteamericanos y argentinos, que mide la confianza de los inversores financieros internacionales sobre la capacidad de pago de un Estado, volvió a inquietar esta semana a operadores bursátiles y consumidores que deseaban obtener un crédito personal. Quizá no tanto al 14,7% de la población activa en paro o a más de la mitad de los argentinos cuya nómina mensual está por debajo de los 450 dólares.

El Gobierno del radical Fernando de la Rúa también cedió a la presión y anunció el jueves pasado un intercambio de títulos de la deuda externa, que asciende a 128.000 millones de dólares (45% de su PIB), para aplazar los desembolsos de obligaciones por 20.000 millones que se acumulaban en el corto plazo. Así se intentó calmar a los mercados, temerosos de que Argentina entrara en suspensión de pagos. El riesgo país bajó entonces a 1.062 puntos básicos.

La nueva cesta

La amenaza del default, tal como se acostumbraron a decir hasta los transeúntes, disparó el lunes pasado la tasa de riesgo país por encima de la barrera de los 1.300 puntos básicos, sólo superada en la actualidad por Ecuador y Nigeria. La de Brasil, contagiado por la crisis de su vecino y los escándalos políticos propios, ronda los 900 y la del estable México, los 400.

La escalada del índice había comenzado la semana anterior, cuando el ministro de Economía, Domingo Cavallo, lanzó un plan para sustituir la actual paridad fija del peso con el dólar por una canasta integrada en partes iguales por la moneda norteamericana y el euro. En una conferencia de prensa, Cavallo calificó de jóvenes que toman decisiones 'miopes' a los operadores del mercado de deuda que dudaban de su proyecto. A ellos les preocupaba que el nuevo régimen monetario terminara por devaluar el peso con respecto al dólar, lo que favorecería a las encarecidas exportaciones argentinas, pero dificultaría a Buenos Aires su capacidad para honrar su deuda expresada en la divisa estadounidense. También reduciría los ingresos de los bancos y las empresas privatizadas, muchos de ellos de capital español.

El aumento del déficit fiscal y la remoción del dolarizador Pedro Pou de la presidencia del Banco Central contribuyeron a enardecer el incendio bursátil. El Gobierno anunció el lunes pasado que el déficit fiscal del primer trimestre se elevó a 3.122 millones de dólares, unos 1.022 millones más que lo pactado por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Éste y otros organismos multilaterales, inversores institucionales argentinos y el Estado español habían concedido en diciembre último un rescate financiero de 39.700 millones de dólares a Argentina, que recibirá 25.000 millones durante el transcurso del presente año.

Cavallo, que retornó al Ministerio de Economía hace más de un mes, había obviado referirse a un recorte del gasto público para remediar los números rojos fiscales, sino que había apostado a mejorar los ingresos mediante un impuesto del 0,25% a las transacciones financieras y un plan de reducción impositiva que impulsaría el final de la recesión de casi tres años. Su antecesor, Ricardo López Murphy, había durado sucumbido a la segunda semana de gestión por la impopularidad de su anunciado recorte de 2.000 millones de dólares de ajuste, especialmente en educación. Pero esta semana, Cavallo aceptó una disminución de 700 millones en las erogaciones, que los economistas ortodoxos consideran insuficiente. Sus principales víctimas serán el Ministerio de Salud, en un país donde el Estado aporta sólo el 21% de los recursos del área, y la Administración Nacional de Seguridad Social (Anses).

Supuesta venta de armas

El alejamiento de Pou de su cargo, acusado por una comisión del Congreso de 'mala conducta' en la fiscalización de presunto blanqueo de dinero, finalmente no causó la hecatombre que presagiaba su protector y ex presidente argentino, el peronista Carlos Menem. Acorralado por una causa por supuesta venta ilegal de armas durante su Gobierno (desde 1989 a 1999), Carlos Menem llegó a alentar a sus compatriotas a que compraran dólares ante una eventual devaluación del peso.

De la Rúa reemplazó el miércoles pasado a Pou por Roque Maccarone, un banquero más proclive a una política expansiva del crédito, tal como requiere Cavallo. Sin embargo, todavía debe ratificarlo el Senado, dominado el peronismo. El dividido partido que lidera Menem parece dispuesto a bloquear los proyectos del Ejecutivo si la justicia acusa a su jefe. Por empezar, la incorporación del euro al sistema monetaria argentino.

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