La Real Academia de la Historia enseña sus tesoros guardados durante tres siglos

El Palacio Real expone 310 objetos junto con la 'odisea' de su hallazgo y conservación

La Real Academia de la Historia vuelve, al cabo de tres siglos, al Palacio Real de Madrid, donde Felipe V permitió las primeras reuniones en la Biblioteca Real. Los Reyes inauguran hoy la exposición Tesoros de la Real Academia de la Historia, con una selección de 310 piezas de una colección formada por donaciones y compras. Los objetos más singulares, como el Disco de Teodosio, el altar relicario del Monasterio de Piedra y las glosas emilianenses cuentan también los avatares de un patrimonio conservado en una academia que tiene 'carácter de una ONG'.

El direc...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

La Real Academia de la Historia vuelve, al cabo de tres siglos, al Palacio Real de Madrid, donde Felipe V permitió las primeras reuniones en la Biblioteca Real. Los Reyes inauguran hoy la exposición Tesoros de la Real Academia de la Historia, con una selección de 310 piezas de una colección formada por donaciones y compras. Los objetos más singulares, como el Disco de Teodosio, el altar relicario del Monasterio de Piedra y las glosas emilianenses cuentan también los avatares de un patrimonio conservado en una academia que tiene 'carácter de una ONG'.

El director de la Real Academia de la Historia, Gonzalo Anes, junto con José Ángel Sánchez Asiaín, tesorero, y Martín Almagro, académico anticuario y coordinador de la exposición, destacó ayer en la presentación a los medios las 'relaciones singulares' de la academia y el Patrimonio Nacional, al tratarse de una institución que tiene la real protección de la Corona.

La primera sede estuvo en la Biblioteca Real, en tiempos de Carlos III se trasladó a la Real Panadería de la plaza Mayor y más tarde a su sede actual, en la calle León, un edificio del arquitecto Juan de Villanueva que pertenece a Patrimonio Nacional. Una real célula de Felipe V de 1738 elevó a la academia al rango de Real Academia de la Historia.

La exposición, que hoy inauguran los Reyes y que permanecerá abierta hasta finales de julio en el Palacio Real (de lunes a sábado, de 9.00 a 18.00; domingos y festivos, de 9.00 a 15.00, entrada gratuita; información: 91 454 88 00), recoge 310 piezas de una colección que reúne 3.000 objetos, 5.000 epígrafes, un centenar de cuadros, 42.000 monedas y 300.000 volúmenes. Durante dos años se ha preparado, bajo la coordinación de Martín Almagro y de Rosario Díez del Corral (por parte de Patrimonio Nacional), una comisión formada por Gonzalo Anes, José Manuel Pita Andrade, Antonio López, Carmen Iglesias y Alfonso E. Pérez Sánchez, y con un montaje diseñado por Macua y García Ramos. La muestra tiene un presupuesto de 60 millones de pesetas, patrocinado por Repsol YPF.

La intención de la muestra es, según Martín Almagro, 'descubrir los tesoros' que se han acumulado durante cerca de 300 años, demostrar 'la creciente actualización' y su presencia en la vida intelectual de una academia que colabora con otras instituciones culturales. La salida por primera vez de los objetos más valiosos era el primer paso de la creación de un museo público en la academia, pero la falta de los permisos municipales, en la adecuación a los espacios, impide de momento su apertura.

Los tesoros del gabinete de antigüedades, como pinturas, trozos arqueológicos, monedas y medallas, y de la biblioteca-archivo, como libros, códices, documentos y mapas, se distribuyen en las 11 salas, cada una de ellas dedicada a un aspecto concreto.

Martín Almagro destaca el Disco de Teodosio, joya de la argentería tardorromana, hallado por un campesino de Almendralejo (Badajoz); el altar relicario del Monasterio de Piedra, ejmplo de la pintura gótica y de carpintería mudéjar aragonesas; y el Códice Emilianense, con anotaciones en castellano y vasco. También se exponen cuatro cuadros de Goya, con los recibos firmados y las condiciones del encargo, donde destacan los retratos de Carlos IV y María Luisa de Parma.

Cada pieza tiene una 'odisea casi épica', como los únicos relieves asirios, la lápida sepulcral salvada por Fermín Caballero o la falsa tumba de Hércules. 'La muestra es también una reflexión sobre un legado cultural que se ha evitado figure en el Louvre o en el Británico. Se ha salvado por una labor ejemplar y con los medios de una ONG', afirma Almagro.

Detalle del interior del tríptico-relicario del Monasterio de Piedra, de 1390, entregado a la Real Academia de la Historia en 1851. Busto de Gaspar Melchor Jovellanos, de Ángel Monasterio (1809).M. GENER
Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En