Un estudiante mata a tiros a dos compañeros en EE UU
El agresor estaba indignado por el robo de su monopatín
La nueva matanza en una escuela estadounidense pudo haberse evitado. Su autor, un muchacho de 15 años, anunció durante el fin de semana que iba a repetir en su instituto lo ocurrido en el de Columbine hace dos años, pero nadie le creyó. Ayer mató a tiros a dos compañeros e hirió a 13 personas más en Santee (California).
Al parecer, el joven estaba indignado porque le habían robado su monopatín. Sus amigos creyeron que sus amenazas eran una broma y no avisaron a nadie. El instituto Santana se convirtió así en el escenario del primer tiroteo grave en una escuela norteamericana en lo que v...
La nueva matanza en una escuela estadounidense pudo haberse evitado. Su autor, un muchacho de 15 años, anunció durante el fin de semana que iba a repetir en su instituto lo ocurrido en el de Columbine hace dos años, pero nadie le creyó. Ayer mató a tiros a dos compañeros e hirió a 13 personas más en Santee (California).
Al parecer, el joven estaba indignado porque le habían robado su monopatín. Sus amigos creyeron que sus amenazas eran una broma y no avisaron a nadie. El instituto Santana se convirtió así en el escenario del primer tiroteo grave en una escuela norteamericana en lo que va de año. Un tiroteo cuyo balance es el más sangriento desde el de Columbine, cuando, el 20 de abril de 1999, dos alumnos de ese instituto de las afueras de Denver (Colorado) mataron a 12 personas e hirieron a otras 23 antes de suicidarse. También fue el primer suceso de este tipo bajo la presidencia de George W. Bush.
El republicano Bush, que a diferencia de los demócratas Bill Clinton y Al Gore no predica un mayor control de las armas de fuego, tildó de "desgraciado acto de cobardía" la carnicería del instituto californiano. La lección que de ella extrajo fue que "los padres de EE UU deben redoblar sus esfuerzos para enseñarles a sus hijos a distinguir el bien del mal".
El instituto Santana está situado en Santee, un suburbio acomodado de la localidad californiana de San Diego de unos 59.000 habitantes. En la mañana de ayer, en el primer recreo de la jornada, un alumno de 15 años, sonriendo según John Schardt, un testigo presencial, abrió fuego contra sus condiscípulos y algunos profesores en los lavabos masculinos. Tras vaciar un primer cargador, salió al vestíbulo y con mucha calma prosiguió disparando a diestro y siniestro. Dos estudiantes -uno en el acto, el otro en el hospital- murieron y 13 personas más -incluidos dos vigilantes- fueron heridos.
William Kolender, sheriff de la policía de Santee, informó de que el agresor, cuya identidad no había sido facilitada anoche, fue detenido instantes después del tiroteo. Kolender tampoco había facilitado anoche el tipo de arma empleada ni su procedencia. El modo en que el agresor fue capturado también era confuso. Al parecer, un miembro de la policía local daba clases en esos momentos en el instituto y fue el primero en hacer frente al tirador.
La primera reacción de muchos alumnos al escuchar los disparos fue pensar que se trataba de una broma con petardos. Pero la huida desesperada de sus compañeros les reveló que su centro se había incorporado a la ya larga lista de escuelas de EE UU que han sido escenarios de matanzas protagonizadas por niños y adolescentes.