Telefónica mueve ficha en Brasil

Alierta da tamaño a la operadora con la fusión de sus filiales de móviles con las de Portugal Telecom en el mayor mercado latinoamericano

Telefónica mueve ficha en el tablero de las telecomunicaciones mundiales. Su presidente, César Alierta, ha llevado a cabo el primer movimiento estratégico de envergadura desde que asumió el cargo el pasado julio aprovechando la debilidad de sus competidoras y el potencial de la operadora española en América Latina. En realidad, es un enroque, un movimiento defensivo que permitirá desarrollar una táctica más agresiva cuando se desate la batalla por el dominio del sector en Europa.

Alierta, fiel a su modelo de gestión tranquila y sin aspavientos, ha elegido un objetivo seguro, una operaci...

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Telefónica mueve ficha en el tablero de las telecomunicaciones mundiales. Su presidente, César Alierta, ha llevado a cabo el primer movimiento estratégico de envergadura desde que asumió el cargo el pasado julio aprovechando la debilidad de sus competidoras y el potencial de la operadora española en América Latina. En realidad, es un enroque, un movimiento defensivo que permitirá desarrollar una táctica más agresiva cuando se desate la batalla por el dominio del sector en Europa.

Alierta, fiel a su modelo de gestión tranquila y sin aspavientos, ha elegido un objetivo seguro, una operación que se apuntaba desde abril de 1997, siendo presidente de Telefónica Juan Villalonga, y se firmaron los primeros acuerdos con Portugal Telecom. Para lograrlo ha utilizado sus mejores armas: la fuerte presencia de Telefónica en Brasil, el mayor mercado latinoamericano, y los móviles, el motor del grupo a medio plazo a la vista de la creciente competencia en telefonía fija y aun a pesar de las dudas sobre la tecnología UMTS.

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Según el acuerdo sellado en Río de Janiero, Telefónica y PT fusionarán sus filiales de móviles brasileñas y acentuarán el cruce de participaciones accionariales y consejeros de 1997. La operadora española elevará su presencia en PT al 10% -el máximo permitido una vez que los accionistas aprueben modificar los estatutos sociales- con una inversión cercana a 125.000 millones de pesetas, mientras que la compañía lusa, en la que el Gobierno mantiene la llamada acción de oro, subirá al 1,5% su capital en Telefónica con adquisiciones en Bolsa.

La acción de oro del Gobierno en PT y el 10% de Telefónica en la compañía portuguesa constituyen una barrera ante cualquier operación no deseada cuando las grandes compañías buscan vías para seguir creciendo. La británica BT y la estadounidense MCI se quedan como accionistas minoritarias, pero apartadas del núcleo duro de lo que se apunta como la nueva compañía de telecomunicaciones de la península ibérica.

Los analistas vaticinan cuatro o cinco compañías ganadoras en Europa: la británica Vodafone, que controla, entre otras, la española Airtel; France Telecom con su filial de móviles Orange; y Deutsche Telekom y Telecom Italia, que no renuncian a retomar la fusión frustrada hace un año. De Telefónica, con todo por hacer en Europa, y de BT se espera algo.

Con la fusión en Brasil, que ya supone más del 30% del beneficio del Grupo Telefónica, la compañía española prevé un ahorro significativo de recursos que podrá destinar a otros mercados europeos y a la construcción de redes de telefonía móvil de tercera generación (UMTS), una tecnología en la que ha comprometido cerca de cuatro billones de pesetas en España, Alemania, Italia, Austria y Suiza. Juntas, PT y Telefónica controlan un 42% del mercado de móviles brasileño, y en los Estados en los que están presentes, que aportan un 70% al PIB de Brasil, alcanzan cuotas superiores al 60%. Con ese potencial, Telefónica, que controla también la telefonía fija de São Paulo, puede quedarse al margen de la subasta de nuevas licencias de móviles que el Gobierno de Henrique Cardoso prevé conceder próximamente -por el momento, ha suspendido el proceso anunciado para mediados de mes- y destinar el dinero a sus nuevos mercados, entre los que está también México.

La operadora española también prevé que su fusión desincentive la entrada de nuevos operadores en Brasil. Con todo, la operación tiene que ser aún aprobada por las autoridades reguladoras (Anatel) y es probable que las compañías estadounidenses, celosas de la expansión de Telefónica en Chile, Argentina y Brasil, utilicen cualquier resorte para obstaculizarla.

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