Los arqueólogos hallan una serie de restos rupestres en la nave central del templo
La Catedral Vieja de Vitoria es un libro abierto con unas cuantas sorpresas guardadas en su interior. Bajo las columnas del edificio se descubrió hace varios años un templo que fue construido antes del nacimiento oficial de la ciudad, en 1181. Aquel hallazgo confirmó que el lugar estaba habitado de forma permanente antes de que Sancho VI de Navarra fundara la ciudad. En la nave principal puede adivinarse el contorno de aquella antigua construcción, orientada en un sentido distinto al de Santa María.
Pero el último descubrimiento del equipo de arqueólogos, dirigidos por Agustín Azkarate,...
La Catedral Vieja de Vitoria es un libro abierto con unas cuantas sorpresas guardadas en su interior. Bajo las columnas del edificio se descubrió hace varios años un templo que fue construido antes del nacimiento oficial de la ciudad, en 1181. Aquel hallazgo confirmó que el lugar estaba habitado de forma permanente antes de que Sancho VI de Navarra fundara la ciudad. En la nave principal puede adivinarse el contorno de aquella antigua construcción, orientada en un sentido distinto al de Santa María.
Pero el último descubrimiento del equipo de arqueólogos, dirigidos por Agustín Azkarate, profesor de la Universidad del País Vasco, va aún más lejos en el tiempo. Los expertos se han encontrado con restos rupestres de un importante valor, cuyo alcance exacto se está analizando ahora. Se calcula que quedan unos 200 enterramientos en el suelo de la Catedral. Se espera que en los próximos meses puedan publicarse los resultados de la investigación.
Este año se tratará de conocer más acerca de este último yacimiento. La nave central de Santa María se levantará para apreciar con más exactitud todo lo relacionado con los restos rupestres. Hasta abril, el templo permanecerá cerrado al público y, cuando comience la nueva campaña de visitas guiadas, esa zona quedará acotada para que puedan continuar los trabajos arqueológicos.
En estas tareas han colaborado expertos extranjeros y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que ha abierto una delegación permanente en el País Vasco para hacer un seguimiento con más detalle de los descubrimientos.