Cartas al director

La pruba del SMI

Como resultado de la presión social ejercida, y tras largos devaneos políticos, ya disponemos de una ley que regula la cobertura de las "necesidades básicas" de los ciudadanos. Según las declaraciones realizadas por el consejero Sabin Intxaurraga, la cuantía de la renta básica ha sido "víctima" de la ruptura de la tregua por parte de ETA. Las víctimas, señor Intxaurraga, somos los ciudadanos en general por aguantar tanto cinismo de los políticos, los miles de ciudadanos que no disponen de trabajo y, por lo tanto, de medios para vivir con dignidad en esta sociedad de bonanza económica, q...

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Como resultado de la presión social ejercida, y tras largos devaneos políticos, ya disponemos de una ley que regula la cobertura de las "necesidades básicas" de los ciudadanos. Según las declaraciones realizadas por el consejero Sabin Intxaurraga, la cuantía de la renta básica ha sido "víctima" de la ruptura de la tregua por parte de ETA. Las víctimas, señor Intxaurraga, somos los ciudadanos en general por aguantar tanto cinismo de los políticos, los miles de ciudadanos que no disponen de trabajo y, por lo tanto, de medios para vivir con dignidad en esta sociedad de bonanza económica, que revierte exclusivamente en una minoría.Los ciudadanos estamos hartos de tanta cortina de humo que intenta ocultar las verdaderos problemas que tiene esta sociedad, cansados de tanta sensiblería de la que se hace gala al abordar determinados problemas políticos, cuando a nuestro alrededor vivimos tanta desesperación cotidiana (de la que mata, pero muy lentamente) producida por los graves desequilibrios económicos que generan la aplicación de políticas neoliberales.

Uno de los argumentos esgrimidos para determinar la irrisoria cuantía de la renta básica es que debe existir un diferencial entre la renta "asistencial" y el salario mínimo interprofesional para evitar que la vagancia invada nuestras vidas. Mientras, ustedes se establecen sueldos y pensiones a libre albedrío, paralelamente regulan y condicionan a miles de personas a vender su fuerza de trabajo de todo un mes por 70.683 pesetas, importe del salario mínimo interprofesional (SMI). Los políticos tendrían que hacer la prueba de vivir una temporada con esa cantidad, aunque sólo sea por aquello de que una de las mejores formas de comprender y conocer es experimentando.- Dori del Cerro Ruiz. Bilbao.

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