Zarautz difunde la obra gráfica de la artista alemana Käethe Kollwitz La muestra evidencia el compromiso social de esta expresionista

Käethe Kollwitz (Königsberg, 1867-1945), una de las representantes más destacadas de la corriente humanista del expresionismo alemán, apostó en vida por hacer de la estética un noticiario de la miseria y el sufrimiento de los oprimidos. Hoy, más de medio siglo después de su muerte, la casa de cultura Sanz-Enea de Zarautz difunde en una exposición la obra gráfica de esta artista judía, que perdió a su hijo en la Primera Guerra Mundial y sufrió la marginación durante el nazismo.

La muestra, que permanecerá abierta al público hasta el próximo 7 de enero, ha sido posible gracias a la colabo...

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Käethe Kollwitz (Königsberg, 1867-1945), una de las representantes más destacadas de la corriente humanista del expresionismo alemán, apostó en vida por hacer de la estética un noticiario de la miseria y el sufrimiento de los oprimidos. Hoy, más de medio siglo después de su muerte, la casa de cultura Sanz-Enea de Zarautz difunde en una exposición la obra gráfica de esta artista judía, que perdió a su hijo en la Primera Guerra Mundial y sufrió la marginación durante el nazismo.

La muestra, que permanecerá abierta al público hasta el próximo 7 de enero, ha sido posible gracias a la colaboración del Instituto Goethe y el Ayuntamiento de Zarautz, de la mano de Leopoldo Zugaza, figura clave en la dinamización cultural de la localidad guipuzcoana. Supone una oportunidad de excepción para aproximarse a la obra gráfica de Käethe Kollwitz, cuyos grabados, aguafuertes, litografías y dibujos, han hecho de ella uno de los nombres más representativos dentro del expresionismo alemán. "Quiero incidir sobre este tiempo en el cual los hombres están tan perplejos e indigentes" escribió en su diario.La artista, extremadamente sensible ante el dolor de los más necesitados y desamparados, plasmó con gran fuerza el dramatismo de las luchas obreras y los desastres de la guerra, desde una clara posición antibelicista. Es un aspecto que se evidencia en esta exposición; su actitud ética, su preocupación por que la investigación estética fuera en todo momento testigo de su tiempo. Kollwitz vivió una época difícil. Sufrió dos guerras mundiales y en la primera perdió a su hijo. A partir de entonces la muerte se convirtió en uno de los fieles personajes de sus grabados. El tratamiento de la luz y las sombras en su obra sobrecoge el ánimo del espectador desde un principio. Piezas como Estallido, Campo de batalla o Retratato de medio cuerpo de una obrera con pañuelo azul, transportan de inmediato a ese lugar de lo sagrado y provocan la sensación de estar asistiendo a uno de esos privilegiados instantes que sólo es posible experimentar ante los grandes artistas -como la propia Käethe Kollwitz, Goya o Van Gogh-, que han sabido traducir los sentimientos de la condición humana a través de la estética.

En la década de los años 20 Kollwitz, creó una serie de obras gráficas y afiches para instituciones políticas y humanitarias. Colaboró con la Ayuda Internacional al Obrero en beneficio de los hambrientos de Rusia, con el movimiento obrero en prevención de la guerra y junto con otros intelectuales en iniciativas contra eventuales medidas antidemocráticas. En 1932 suscribió un manifiesto junto a Albert Einstein, Heinrich Mann y otros artistas para la creación de un frente de comunistas y socialdemocrátas contra el anunciado fascismo del nacional socialismo nazi. Fueron años de persecución e incertidumbre en los que la autora sufrió la marginación y los silenciamientos por parte de los seguidores hitlerianos por su condición de judía. En 1945, poco antes de la capitulación alemana, la muerte que tan frecuentemente dibujó, se la llevó a sus 78 años.

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