Posible picaresca

La condición de tener 18 años para poder percibir el salario social podría ser una tentación a la picaresca. Jóvenes cuyas familias disponen de recursos suficientes podráin optar por independizarse y, tal vez, optar al IMI. Sin embargo, Gemma Zabaleta, cree que no tienen porque producirse situaciones ánómalas. "No puede haber picaresca porque las condiciones para acreditar un estado de necesidad están muy claras. Cuando una persona quiere percibir el salario social debe tener unas necesidades. Da igual que tenga 18 o 25 años, si esa persona tiene recursos económicos...

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La condición de tener 18 años para poder percibir el salario social podría ser una tentación a la picaresca. Jóvenes cuyas familias disponen de recursos suficientes podráin optar por independizarse y, tal vez, optar al IMI. Sin embargo, Gemma Zabaleta, cree que no tienen porque producirse situaciones ánómalas. "No puede haber picaresca porque las condiciones para acreditar un estado de necesidad están muy claras. Cuando una persona quiere percibir el salario social debe tener unas necesidades. Da igual que tenga 18 o 25 años, si esa persona tiene recursos económicos porque su familia dispone de ellos no hablaríamos de un posible perceptor de IMI, pero sí si ese chico da el paso, se busca la vida y encuentra un piso de alquiler. Eso significa que ha dado el paso, independientemente de que sus padres tengan mucho dinero", señala. Según Zabaleta, es imprescindible que los jóvenes desarrollen su vida de manera independiente. "Es uno de los grandes retos de la sociedad actual", reflexiona y explica que "no puede ser que los jóvenes sigan dependiendo de sus padres hasta los 30 años. Además, en la mayor parte de los casos esos jóvenes están menguando la renta familiar porque dependen de ella, lo que supone que el conjunto de la familia viva más en precario".

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Zabaleta cree que los casos de jóvenes con recursos económicos que solicitarían el IMI serían los menos. "El joven que tiene recursos y vive con sus padres, puede independizarse gracias al apoyo de sus progenitores. Lo importante son los jóvenes de clase media y baja que tienen, en el mejor de los casos, un empleo en precario y no pueden salir de casa. Esos son los verdaderos destinatarios del IMI", zanja.

Además, recuerda la obligación que tienen los poderes públicos de tutelar a cada una de las personas que cobra el salario social hasta lograr su inserción en el mercado laboral o, al menos, en la sociedad. "Es la asignatura pendiente. Pero mientras no emplazemos a la administración a que lo haga, no lo hará", concluye pesimista.

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