Mario Gas califica de contraopereta vienesa su musical de Sondheim El director estrena hoy en Madrid
El director Mario Gas vuelve a Madrid, donde hoy estrena en el teatro Albéniz (una hora más tarde, a las 21.30, debido a la manifestación contra el terrorismo), dentro del Festival de Otoño, Música para una noche de verano, considerado el mejor musical de Stephen Sondheim, a su vez catalogado como el grande del género.El espectáculo está inspirado en el filme Sonrisas de una noche de verano, de Ingmar Bergman, de 1955, y una de sus escasísimas comedias. Bergman, a su vez, se inspiró en el texto shakespeariano Sueño de una noche de verano.
El montaje de Gas, que se e...
El director Mario Gas vuelve a Madrid, donde hoy estrena en el teatro Albéniz (una hora más tarde, a las 21.30, debido a la manifestación contra el terrorismo), dentro del Festival de Otoño, Música para una noche de verano, considerado el mejor musical de Stephen Sondheim, a su vez catalogado como el grande del género.El espectáculo está inspirado en el filme Sonrisas de una noche de verano, de Ingmar Bergman, de 1955, y una de sus escasísimas comedias. Bergman, a su vez, se inspiró en el texto shakespeariano Sueño de una noche de verano.
El montaje de Gas, que se estrena en castellano, tiene un reparto de excepción, formado por actores habituales en los montajes de Gas: Constantino Romero, uno de los hombres más codiciados del teatro catalán, aunque muy desconocido en esta faceta para el resto de espectadores; Vicky Peña, Montserrat Carulla, Mireia Ros, Ángel Llácer o Jordi Boixaderas.
La orquesta en directo, dirigida por Manuel Gas, cuenta con 17 profesores; la escenografía es de Jon Berrondo y el vestuario de Antonio Belart.
Gas no oculta que le gusta trabajar con gente que comparte con él su misma idea acerca del teatro y de la vida porque es una manera de optimizar los recursos: "El teatro es un trabajo colectivo y, si no se entiende así, se está abocado al fracaso".
El director, que ya ha hecho otros Sondheim como Golfus de Roma o Sweeny Tood, dice del autor estadounidense que es un creador que siempre busca el trasfondo, temas complejos e historias adultas al tiempo que profundiza en los grandes problemas de la sociedad.
"Música para una noche de verano ofrece un mundo interesante, lleno de resonancias, con ese final del siglo XIX marcado por las pérdidas; posee una historia teatral muy profunda marcada por el mundo del vals, un género musical que dio carta de naturaleza a la caída de un gran imperio..., es una bellísima contraopereta vienesa".