El límite del erotismo

A Leonor Watling, Bigas Luna la eligió cuando la invitó a cenar y, al grabarla con su cámara digital, se dio cuenta de que se ponía roja. "Eso me sorprendió y me conmovió", confiesa el director. Ya entonces le habló de las escenas eróticas que tendría que interpretar en Son de mar, un filme que Bigas Luna describe como pasional y con "cargas de sensualidad importantes". El director afirma que son escenas que no tienen por qué escandalizar, como en el caso de Bámbola, porque son pura ficción. "Para mí el límite está en que sean verdad o no, y aquí no lo son", afirma. A Watling el tema no le pre...

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A Leonor Watling, Bigas Luna la eligió cuando la invitó a cenar y, al grabarla con su cámara digital, se dio cuenta de que se ponía roja. "Eso me sorprendió y me conmovió", confiesa el director. Ya entonces le habló de las escenas eróticas que tendría que interpretar en Son de mar, un filme que Bigas Luna describe como pasional y con "cargas de sensualidad importantes". El director afirma que son escenas que no tienen por qué escandalizar, como en el caso de Bámbola, porque son pura ficción. "Para mí el límite está en que sean verdad o no, y aquí no lo son", afirma. A Watling el tema no le preocupa. Reconoce que el sexo en el cine le suele sobrar, pero que en esta historia es necesario. "Estoy tranquila, porque Bigas ve la misma belleza en un codo que en un pecho".

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