Gregorio Alcañiz vuelve a Las Ventas a revalidar su triunfo

El novillero repite hoy en Madrid con González y Procuna

La última novillada antes de la Feria de Otoño dejó a más de uno sorprendido. En el cartel se anunciaba un tal Alcañiz. Pisó la arena, toreó, cortó una oreja y ya estaba media plaza memorizando el programa de mano. Hoy, Gregorio Alcañiz vuelve junto a Luis González y el colombiano Procuna frente a novillos de Navalrosal.

Las Ventas ya sabe quién es el tal Gregorio Rodríguez Alcañiz: "Un novillero que lo ha pasado mal, pero que sabe torear", dice él mismo. El novillero debutó con caballos un lejano 15 de septiembre de 1995. Desde entonces, han pasado cinco años y todos ellos ayunos de ci...

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La última novillada antes de la Feria de Otoño dejó a más de uno sorprendido. En el cartel se anunciaba un tal Alcañiz. Pisó la arena, toreó, cortó una oreja y ya estaba media plaza memorizando el programa de mano. Hoy, Gregorio Alcañiz vuelve junto a Luis González y el colombiano Procuna frente a novillos de Navalrosal.

Feria del Pilar

Las Ventas ya sabe quién es el tal Gregorio Rodríguez Alcañiz: "Un novillero que lo ha pasado mal, pero que sabe torear", dice él mismo. El novillero debutó con caballos un lejano 15 de septiembre de 1995. Desde entonces, han pasado cinco años y todos ellos ayunos de citas importantes. "Si echo cuentas, no salen muchas novilladas. El primer año de mi debú fue una, al siguiente otra, luego ninguna, al otro dos, el año pasado ocho y éste acabaré con otras tantas", dice de carrerilla con la disposición del que acto seguido es capaz de describir cada una de las verónicas, naturales, medias y derechazos que ha dado en su vida; en su vida de novillero con 20 novilladas toreadas.¿Por qué tan poco? "Está claro, ¿qué voy a decir que no se sepa?", contesta parco, y añade ligero: "Todo está muy difícil en esta profesión. Si no pones dinero, no toreas. Y yo, está claro, no he puesto ni un solo duro". Alcañiz se refiere al mal endémico que recorre el escalafón inferior de esta fiesta. Para poder ser anunciado y, de paso, poder llegar a algo, hay que pagarse las citas; citas a las que se acude para jugarse la vida.

Gregorio vio como crecía en sus adentros el gusanillo de los toros a la fuerza. Los responsables: un padre enfermo de afición y un hermano matador de toros. "Al principio yo acompañaba a mi hermano a la Escuela de Tauromaquia de Madrid por pura diversión, por juego. Luego, todo cambió". Para cuando se obró la transformación, Gregorio Alcañiz andaba toreando becerras en la misma escuela que hizo torero al hermano. Con 18 años ya era novillero y con un par de años más andaba probándose en la mismísima plaza de Madrid en unos festejos de promoción. Más allá de esto... "Poco, muy poco. Mil veces piensas en dejarlo y otras tantas te arrepientes y decides tirar para adelante", comenta.

Por fin, el 24 de septiembre en Las Ventas vio recompensada tanta mala espera: "En realidad, se habló bien de mí, pero todavía no he demostrado nada. Todas mis esperanzas están en la corrida de mañana y ya veremos...". En el "ya veremos" se va el caminar lento de un futuro incierto. "Si todos los novilleros estuviéramos de acuerdo y no pusiésemos dinero para torear, esto no sería tan difícil, los que valen lo tendrían mejor y todos saldríamos ganando".

Jesús Millán cortó una oreja en la corrida de la Feria del Pilar celebrada ayer en Zaragoza, informa Efe. Con más de tres cuartos de entrada, se lidiaron cinco toros de Murteira Grave, bien presentados, justos de fuerza y deslucidos, y un sobrero, el cuarto, de Occitania, manso y peligroso. Luis Francisco Esplá: pitos en los dos. Dávila Miura: palmas; aviso y ovación. Jesús Millán: vuelta y oreja.

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