Feria de Otoño

El Cid: "La corrida no ha sido mala, ha sido como todas"

Última de feria. Última corrida de toros del año en Las Ventas (lo del próximo domingo es novillada). En definitiva, para muchos, la última cita taurina del milenio. Era el momento de echar cuentas, abrir sobre las rodillas la libreta con todas las notas y entregarse al noble arte de calentar la oreja al vecino con aquello de "yo que vi torear a Domingo Ortega en...". Los más, sin embargo, no se iban tan lejos y se limitaban a declararse incapaces de distinguir la corrida que tenían delante de la sufrida hace apenas poco días, pocas semanas, pocos meses, pocos años. "Si sé que va a pasar esto,...

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Última de feria. Última corrida de toros del año en Las Ventas (lo del próximo domingo es novillada). En definitiva, para muchos, la última cita taurina del milenio. Era el momento de echar cuentas, abrir sobre las rodillas la libreta con todas las notas y entregarse al noble arte de calentar la oreja al vecino con aquello de "yo que vi torear a Domingo Ortega en...". Los más, sin embargo, no se iban tan lejos y se limitaban a declararse incapaces de distinguir la corrida que tenían delante de la sufrida hace apenas poco días, pocas semanas, pocos meses, pocos años. "Si sé que va a pasar esto, no vengo", decía un aficionado. "No mientas, lo sabías perfectamente y has venido", contestaba otro. "Pues tiene usted razón". Fin de conversación."La corrida no es que haya sido mala, simplemente ha sido igual que todas. Pues sí, mala, muy mala". La frase, con todo el desencanto del mundo apretado en cada letra, no forma parte de la conversación anterior. La pronuncia El Cid. Acaba la tarde y, desde su habitación en el hotel, contempla impotente e indefenso cómo se fue una oportunidad. "Se han cumplido los peores presagios. Después de lo visto en la corrida de Víctor Puerto [el primer toro de los que se lidiaron el sábado era de la misma divisa que los de hoy], no había lugar para grandes esperanzas. Pero, bueno, uno siempre espera que la suerte cambie. Sí, aquél fue malo, pero no por fuerza tenían que serlo los de hoy. Sin embargo, nada... En efecto, han sido todos tan malos como el de Puerto"; dice de carrerilla El Cid.

Pauloba secunda a su compañero: "Bueno, en realidad, y desgraciadamente, han sido peores". Retoma la palabra El Cid y se entretiene en describir la faena a su segundo, el que brindó al público: "Con el capote me he sentido muy a gusto. Estaba convencido de que con este toro podía hacer algo. Pero no. En cuanto me he echado la muleta a la mano izquierda, que es por donde creía que podía ir bien, el animal se me ha venido al pecho. Por la derecha, tobillero, lleno de dificultades... No ha habido manera. En fin, habrá que pensar ya en el año que viene. Ésta ha sido mi primera temporada, he toreado en diez ocasiones y cinco de ellas en Las Ventas. La cosa está difícil".Pauloba le sigue de cerca. De hecho, no pierde el tiempo y, pasado el trago, se concentra en lo que vendrá: "Independientemente de lo que ha pasado esta tarde, la temporada ha sido buena. Voy a más, me siento más maduro... Sólo hay que esperar que los toros embistan".

La tarde se acaba. El que vio a Domingo Ortega sigue dando fe de que vio a Domingo Ortega. El de al lado jura no volver y lo hace a voz en grito. Lo hace todos los años. "A lo mejor esto tiene que ser así y pedimos demasiado al quejarnos", comenta otro. Hace frío. Mucho frío.

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