SANIDAD

Los problemas de ser una frontera europea

Un total de 88 millones de los casi 200 que gastó el Insalud en Ceuta en atención a extranjeros en 1999 no fueron destinados a atención hospitalaria, sino a los análisis clínicos preceptivos que se realizaron a los 8.500 inmigrantes subsaharianos a los que se documentó en Ceuta para permitirles pasar a la Península."No hay que olvidar que Ceuta es frontera sanitaria de Europa, y todo inmigrante que quiera pasar a territorio europeo tiene que hacerse obligatoriamente una serie de análisis clínicos para detectar cualquier posible enfermedad infectocontagiosa", recuerda Luis Vicente Moro, delegad...

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Un total de 88 millones de los casi 200 que gastó el Insalud en Ceuta en atención a extranjeros en 1999 no fueron destinados a atención hospitalaria, sino a los análisis clínicos preceptivos que se realizaron a los 8.500 inmigrantes subsaharianos a los que se documentó en Ceuta para permitirles pasar a la Península."No hay que olvidar que Ceuta es frontera sanitaria de Europa, y todo inmigrante que quiera pasar a territorio europeo tiene que hacerse obligatoriamente una serie de análisis clínicos para detectar cualquier posible enfermedad infectocontagiosa", recuerda Luis Vicente Moro, delegado del Gobierno en esta ciudad autónoma.

"En el momento de la avalancha", añade Moro, "fue necesario contratar a todas las clínicas de la ciudad y pedir ayuda al Hospital Militar para poder realizar las analíticas que, además, tienen un elevado coste".

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Los inmigrantes subsaharianos y los transeúntes marroquíes presentan otra dificultad, que señala el personal médico de urgencias del hospital de Ceuta: la dificultad de diagnóstico. "Aquí uno ve muchas enfermedades que están completamente erradicadas en Europa desde hace muchos años: tracomas, paludismos y un largo etcétera", comenta un médico de guardia.

"Esas enfermedades las hemos estudiado, pero muchas veces no las tienes en la cabeza. Y luego están las dificultades del idioma y la falta de una historia clínica. Todo eso hace que el tiempo de atención que necesitan estas personas sea mucho mayor que el de un paciente español", añade.

Otro problema surge cuando es necesario evacuar a un paciente extranjero muy grave a la Península. El traslado en helicóptero cuesta 600.000 pesetas, y luego está el eterno dilema del acompañante: "Si no están documentados, se les da un pasaporte provisional, y generalmente, el acompañante lo usa para quedarse después en la Península", dice Moro.

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