Posibles vías de escape, según expertos españoles

Una opción que hubiera podido salvar la vida de los marinos del Kursk, y que no ha sido considerada hasta ahora, es la posibilidad de que los supervivientes abandonen el submarino por sus propios medios. En casos de accidentes los expertos distinguen entre los métodos de rescate -como el que pretende llevar a cabo el minisubmarino británico LR5 que ha sido enviado a la zona- y los de escape, mediante los que los supervivientes salen a la superficie directamente. Los países de la OTAN utilizan dos métodos de escape, según un informe publicado en la ...

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Una opción que hubiera podido salvar la vida de los marinos del Kursk, y que no ha sido considerada hasta ahora, es la posibilidad de que los supervivientes abandonen el submarino por sus propios medios. En casos de accidentes los expertos distinguen entre los métodos de rescate -como el que pretende llevar a cabo el minisubmarino británico LR5 que ha sido enviado a la zona- y los de escape, mediante los que los supervivientes salen a la superficie directamente. Los países de la OTAN utilizan dos métodos de escape, según un informe publicado en la Revista de Sanidad de las Fuerzas Armadas. Las torres de escape son el método usado por los submarinos españoles de la clase 70. Estos compartimentos están situados tanto a proa como a popa del sumergible para poder ser usados en el caso de que parte del aparato se inunde como le ha ocurrido al Kursk.

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Para efectuar el escape desde una de estas torres, los supervivientes pueden usar chalecos especiales o trajes que incluso se pueden presurizar, es decir, conseguir que adquieran una presión interior normal independientemente de la que haya en el fondo del mar. Al presurizarlos, además, adquieren flotabilidad lo que facilita su subida a la superficie. Durante el ascenso se puede respirar normalmente dentro de la capucha del propio traje. Con este equipamiento se puede sobrevivir hasta 24 horas en aguas a una temperatura de 5ºC, e incluso más frías, en caso de que los equipos de rescate tarden en acudir al lugar del accidente. La profundidad máxima de aplicación de este método es de 180 metros, aunque ha sido probado con éxito a 183 metros en el mar del Norte, según el informe.

La otra posibilidad, denominada "compartimento de escape", consiste en inundar el submarino hasta equilibrar la presión del interior con la del exterior del sumergible. Mientras, los supervivientes pueden respirar a través de mascarillas instaladas a lo largo del aparato. La salida al exterior se produce a través de una esclusa utilizando chalecos especiales. La decisión de cómo y cuándo escapar corresponde al superviviente más antiguo.

Aunque el escape es una posibilidad que se considera arriesgada, dada la desesperada situación de los marinos del Kursk, todo hace pensar que si todavía no ha sido usada es porque las salidas están bloqueadas o los supervivientes no están en condiciones de moverse. Además, se desconoce si el submarino contaba con el equipamiento necesario.

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