Editorial:

13,97%

La tasa de desempleo, según la Encuesta de Población Activa (EPA), el medidor más fiable, se sitúa en el 13,97%, una cifra que comienza a aproximarse, en orden de magnitud, a la del resto de Europa. Sigue siendo unos puntos más elevada, pero ya no duplica la de los socios comunitarios, como ocurrió durante muchos años. Algunos datos parciales son especialmente alentadores: la tasa de paro masculina ha caído por debajo del 10% por primera vez en veinte años y en algunas comunidades autónomas (Baleares y Navarra) el desempleo es inferior al 5%, muy cerca del nivel técnico de pleno empleo.Una mir...

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La tasa de desempleo, según la Encuesta de Población Activa (EPA), el medidor más fiable, se sitúa en el 13,97%, una cifra que comienza a aproximarse, en orden de magnitud, a la del resto de Europa. Sigue siendo unos puntos más elevada, pero ya no duplica la de los socios comunitarios, como ocurrió durante muchos años. Algunos datos parciales son especialmente alentadores: la tasa de paro masculina ha caído por debajo del 10% por primera vez en veinte años y en algunas comunidades autónomas (Baleares y Navarra) el desempleo es inferior al 5%, muy cerca del nivel técnico de pleno empleo.Una mirada más atenta al conjunto de los datos, sin embargo, revela todavía numerosos problemas no resueltos en el mercado laboral español. Para empezar, el dato de desempleo femenino (20,37%) deja claro que España, en algunos aspectos, y a pesar de la innegable mejora de los últimos tiempos, continúa presentando ciertos rasgos negativos propios, muy alejados del patrón europeo. Pero más importante todavía resulta la tasa de actividad (el porcentaje de población en edad de trabajar que se declara dispuesta a hacerlo, tenga un empleo o no). Esta cifra, históricamente baja en España, se sitúa tras los datos de ayer en el 51,18%, entre 10 y 15 puntos por debajo de algunos de los socios comunitarios.

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Es decir, cada vez hay menos parados, pero eso sucede, también, a costa de que ciertas capas de la población que en la Unión Europea contribuyen activamente al desarrollo económico de sus países, en España no lo hacen o han dejado de plantearse la cuestión. Se da así la paradoja de que, si no cambia la situación, el mercado laboral español podría alcanzar en pocos años la media europea de desempleo, pero seguiría sufriendo un déficit comparativo de fuerza de trabajo que impediría, como lo hace ahora, que España desarrolle todo su potencial económico, cada vez más necesario para competir en una economía globalizada.

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