21 países debaten en Colombia si fumigar o sustituir los cultivos de coca

Unos 200 campesinos cultivadores de coca y amapola de todos los rincones del país se dieron cita ayer en la pequeña población de Villa Nueva Colombia, sede de los diálogos entre el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en la región sureña de Caquetá. Llegan movidos por una esperanza: ser escuchados por 50 delegados de 21 países -15 de ellos europeos- y representantes de la ONU, el Parlamento Europeo y la Unión Europea. Estas personalidades se han dado cita en la primera audiencia pública internacional dentro de este proceso, que se inició hace más de un año. El tem...

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Unos 200 campesinos cultivadores de coca y amapola de todos los rincones del país se dieron cita ayer en la pequeña población de Villa Nueva Colombia, sede de los diálogos entre el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en la región sureña de Caquetá. Llegan movidos por una esperanza: ser escuchados por 50 delegados de 21 países -15 de ellos europeos- y representantes de la ONU, el Parlamento Europeo y la Unión Europea. Estas personalidades se han dado cita en la primera audiencia pública internacional dentro de este proceso, que se inició hace más de un año. El tema: los cultivos ilícitos y la sustitución por otros sembrados, alternativa a su fumigación, que tiene unos efectos medioambientales desastrosos. "Necesitamos ayuda para el cambio", dijo a EL PAÍS un "campesino sin nombre", como él prefiere decir. Su mensaje refleja el drama de los cocaleros, último eslabón de un negocio que mueve miles de millones de dólares en el mundo entero. "Si quieren acabar la coca, que nos den carreteras, que nos ayuden a comercializar nuevos productos; fumigando no se acaba la coca ni la amapola: así sólo vamos a romper más monte".

Este campesino tiene cara de hombre rudo, hecho "a la brava"; pero sus ojos tristes se llenan de lágrimas cuando cuenta que desde el año pasado le han fumigado l4 veces su finca ganadera, que le mataron el ganado y los pastizales. "Sembré coca muchos años y la dejé para no tener problemas; pero no valió", asegura. En Puerto Guzmán, cuenta, el glifosato acabó con todos los cultivos, lícitos e ilícitos. Es un pequeño caserío de la región del Putumayo, donde se concentra el 50% de las 120.000 hectáreas de coca que crecen en este país, primer productor de la hoja en el mundo.

Allí, con asesoría y apoyo norteamericano, se iniciará la ofensiva militar del llamado Plan Colombia. El objetivo: acabar, en cinco años, con la mitad de la producción, la distribución y el consumo de drogas. "Estamos preocupados; nos van a volver a fumigar; nos quieren sacar de nuestras tierras. ¡Si es así, prefiero morir guerreando!", grita.

El foro se inició con la reunión, a puerta cerrada, entre delegados internacionales y los negociadores del Gobierno y las FARC. En el salón donde se dio el encuentro esperó, para dar la bienvenida a los invitados, Manuel Marulanda, Tirofijo, el legendario comandante de la guerrilla más antigua de Latinoamérica.

La delegación española la encabezaron el director general para Iberoamérica del Ministerio de Asuntos Exteriores, Alberto Carnero; Alberto Virella, del Instituto de Cooperación Iberoamericana, y el embajador en Colombia, Yago Pico de Coaña.

[Mientras tanto, Javier Solana,representante de Política Exterior de la Unión Europea, se entrevistaba con el presidente colombiano, Andrés Pastrana, para consultar qué aspectos del Plan Colombia pueden recibir apoyo de la UE.]

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"Europa tiene que verse como actor del problema: como un país demandante, como vendedor de precursores químicos, como sede de nuevas y poderosas mafias", dijo Simón Trinidad, uno de los cinco portavoces de la insurgencia. Este guerrillero, que dejó la gerencia de un banco para tomar las armas, corrige cuando se le dice que su organización se financia con los cultivos ilícitos: "Nosotros cobramos impuestos a los que se benefician del negocio del narcotráfico".

El gran ausente en esta audiencia fue Estados Unidos. Aunque este país y las FARC habían avanzado en un diálogo sobre el tema de los cultivos ilícitos, este contacto se rompió por el asesinato, por parte de la guerrilla, de tres indigenistas norteamericanos en marzo del año pasado.

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