ENDOCRINOLOGÍA El trasplante celular evita las inyecciones a siete diabéticos

Científicos canadienses han probado con éxito en siete pacientes diabéticos una nueva técnica de trasplante de células combinado con fármacos inmunosupresores que representa el primer paso para que estos enfermos puedan prescindir en el futuro de las inyecciones de insulina. El hallazgo, pendiente de más pruebas, coincide con otro sobre la creación de células beta humanas que responden a la estimulación de glucosa segregando insulina.

Un equipo de ocho investigadores de la Universidad de Alberta (Canadá), encabezado por el doctor James Shapiro, ha inyectado células de páncreas a siete d...

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Científicos canadienses han probado con éxito en siete pacientes diabéticos una nueva técnica de trasplante de células combinado con fármacos inmunosupresores que representa el primer paso para que estos enfermos puedan prescindir en el futuro de las inyecciones de insulina. El hallazgo, pendiente de más pruebas, coincide con otro sobre la creación de células beta humanas que responden a la estimulación de glucosa segregando insulina.

Un equipo de ocho investigadores de la Universidad de Alberta (Canadá), encabezado por el doctor James Shapiro, ha inyectado células de páncreas a siete diabéticos y ha comprobado que las células prenden en el hígado y comienzan a producir la insulina que el organismo necesita para controlar los niveles de azúcar. La novedad de esta técnica, aparentemente de éxito, consiste en la aplicación de varias inyecciones casi directamente en el hígado y de medicamentos contra el rechazo sin esteroides. La producción de insulina "se desarrolla casi instantánemente", asegura Shapiro, quien habla de "espectacular avance, en especial para quienes padecen de diabetes del tipo 1", o diabetes juvenil, en la que han sido destruidas las células pancreáticas que generan insulina. Sus palabras son subrayadas por Jonathan Lakey, que también ha trabajado en la investigación: "Siete pacientes han dejado de necesitar inyecciones de insulina".

El caso más extremo de recuperación es el de una profesora de instituto que llegaba a tener hasta tres comas diabéticos semanales. "Ahora puedo hacer cosas que ni soñaba, como enseñar durante una mañana o una tarde sin tener que parar a tomar algo o hacerme controles", asegura. Otro de los siete voluntarios del experimento dice sentirse curado: "Si curado es sentirse normal, me siento tan curado como es posible sentirse".

Superar la dependencia

Esta es la primera vez que un grupo de pacientes ha superado la dependencia de la insulina, y la técnica se aplicará ahora a un número mayor de diabéticos. La contrapartida del hallazgo es que el trasplante de células supone la administración de medicamentos para prevenir el rechazo que incrementan el riesgo de cáncer y de infecciones, por lo que de momento es una técnica que no se recomienda para niños o para enfermos cuya diabetes está bajo control.

El trabajo tiene tales repercusiones terapéuticas que la revista New England Journal of Medicine, donde será publicado a finales de julio, ha decidido hacerlo público a través de Internet (www.nejm.org).

Uno de los grandes problemas para la aplicación de esta técnica es la falta de donantes (cadáveres), por lo que se está investigando en procedimientos para la fabricación de estas células en laboratorios.

En un congreso que la Asociación Americana de Diabetes acaba de celebrar en San Antonio (Tejas, EE UU), donde Shapiro ha dado cuenta de su hallazgo, se ha presentado un informe sobre el desarrollo de la primera línea de células beta humanas que producen insulina al ser estimuladas con glucosa, tanto en laboratorio como en animales. Hasta ahora, la comunidad científica ha sido incapaz de cultivar células de los islotes de páncreas en gran cantidad. Si se confirma con más experimentos la capacidad de producir células pancreáticas en masa, los trasplantes de Shapiro se podrían aplicar también a pacientes con diabetes tipo 2 o del adulto.

En la reunión de Tejas se debatió el problema de la medicación para impedir el rechazo, que "puede dañar a las células islotes, ya sea porque inhiben su capacidad de producir insulina o porque las destruyen", según Paul Robertson, presidente de la sesión científica y director del Pacific Northwest Research Institute de Seattle.

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