DEBATE SOBRE EL FUTURO DE EUROPA

Fischer rechaza una UE de 30 países con las estructuras actuales

La creación de una federación europea de Estados-naciones, que algunos juzgan utópica, se asienta en una reflexión puramente realista. Éste vino a ser el mensaje que el ministro de Asuntos Exteriores alemán, Joschka Fischer, defendió ayer tarde en la Asamblea francesa. "Hay que dar el salto hacia una Europa política de manera consciente porque, de lo contrario, entraremos en una grave crisis", destacó.

"Hay que elegir entre la integración política y la crisis, y yo no veo cómo podría funcionar una Europa de 30 países en el actual marco comunitario", manifestó el jefe de la diplomacia al...

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La creación de una federación europea de Estados-naciones, que algunos juzgan utópica, se asienta en una reflexión puramente realista. Éste vino a ser el mensaje que el ministro de Asuntos Exteriores alemán, Joschka Fischer, defendió ayer tarde en la Asamblea francesa. "Hay que dar el salto hacia una Europa política de manera consciente porque, de lo contrario, entraremos en una grave crisis", destacó.

"Hay que elegir entre la integración política y la crisis, y yo no veo cómo podría funcionar una Europa de 30 países en el actual marco comunitario", manifestó el jefe de la diplomacia alemana ante los diputados de la Comisión de Exteriores de la Asamblea. Hacía tiempo que una propuesta alemana no suscitaba semejante expectación en el país vecino. Con las cautelas debidas y las calculadas distancias a que obliga la inminente presidencia francesa de la Unión, la diplomacia francesa acoge con satisfacción la audaz iniciativa alemana que en palabras del ministro de Exteriores, Hubert Védrine, "pone viento en las velas" de la reforma comunitaria.Otra cosa es el grado de convicción con que las grandes formaciones francesas acogen la idea del federalismo europeo, su margen de maniobra en esta Francia tan impregnada todavía de ese soberanismo nacional que mira con nostalgia su pasado de gran potencia.

De momento, no hay contradicción alguna, todo lo contrario, entre la propuesta alemana que señala al final del camino y la reforma que Francia está decidida a instaurar en el segundo semestre del año.

Joschka Fischer lo repitió ayer: la prioridad actual de la Unión Europea debe ser asegurar el éxito de la conferencia intergubernamental convocada a fin de año para sancionar las reformas.

En ese terreno, el acuerdo franco-alemán está servido. "Podemos decir que el motor [franco-alemán] funciona de nuevo y funciona bien", aseguró Fischer. Aunque los detalles no han sido divulgados, París y Berlín están de acuerdo en los principales ejes de la reforma: ampliación de los asuntos que se adoptarán por mayoría cualificada, limitación del número de comisarios y ponderación del peso de cada país en el Consejo de Ministros comunitarios.

La reflexión que propone el jefe de la diplomacia alemana empuja y acompaña políticamente la reforma institucional comunitaria que debe poner en marcha la Europa de dos velocidades, implícita en el programa de las denominadas "cooperaciones reforzadas", que se debatirá ya en la cumbre europea de Feita (Portugal) durante los días 19 y 20 próximos.

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Fischer, cuya propuesta cuenta con la adhesión entusiasta de los liberales de la Unión Democrática de Francia (UDF) y de los Verdes franceses, se pronunció en París a favor de una "vanguardia" de países europeos, más que de un "núcleo duro", expresión que rechazó por su connotación de "grupo cerrado". Sin adentrarse en profundidades mayores, el jefe de la diplomacia alemana admitió que el asunto clave de su proyecto es fijar los repartos de competencias entre la federación europea en construcción y los Estados-naciones. "Sí, es la clave de una constitución europea", se limitó a indicar, consciente del terreno minado que pisaba y de los titulares explosivos que una respuesta precisa podía originar.

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