Cinco artistas entran en 'el enigma de lo cotidiano' con todos los lenguajes plásticos
"No es una exposición cursi, de chicas", advierte Rosa Olivares, comisaria de la muestra El enigma de lo cotidiano, abierta hasta el 11 de junio en la Casa de América, de Madrid (paseo de Recoletos, 2). El pabellón de las Caballerizas tiene en sus tres plantas las propuestas de la española Eugenia Balcells (Barcelona, 1943), la peruana Milagros de la Torre (Lima, 1965), la mexicana Silvia Gruner (México DF, 1959), la costarricense Priscilla Monge (San José, 1968) y la brasileña Adriana Varejao (Río de Janeiro, 1964). "La intención es mostrar los objetos que se convierten en obra de arte y cómo...
"No es una exposición cursi, de chicas", advierte Rosa Olivares, comisaria de la muestra El enigma de lo cotidiano, abierta hasta el 11 de junio en la Casa de América, de Madrid (paseo de Recoletos, 2). El pabellón de las Caballerizas tiene en sus tres plantas las propuestas de la española Eugenia Balcells (Barcelona, 1943), la peruana Milagros de la Torre (Lima, 1965), la mexicana Silvia Gruner (México DF, 1959), la costarricense Priscilla Monge (San José, 1968) y la brasileña Adriana Varejao (Río de Janeiro, 1964). "La intención es mostrar los objetos que se convierten en obra de arte y cómo su imagen cotidiana nos abre las puertas a mundos desconocidos", dice Rosa Olivares.Las artistas utilizan los lenguajes plásticos contemporáneos, como la fotografía, el vídeo, la pintura y la instalación. "Las mujeres estamos más en contacto con las cosas y los objetos se entienden de otra manera. Las artistas seleccionadas están presentes en bienales y muestras internacionales, y aquí presentan nuevos materiales".
El montaje comienza con dos vídeos de Priscilla Monge, donde, en una lección de maquillaje, el rostro se convierte en la imagen de una mujer golpeada. Gruner coloca un vídeo donde aparecen platos rotos antes de presentar las 20 fotos de su serie de cubiertos. Milagros de la Torre trabaja con materiales de pruebas policiales que fija en imágenes en blanco y negro. La memoria de su país es el argumento de las superficies de Varejao, mientras que Balcells instala en Brindis 400 copas de champaña con objetos del "mundo de las cosas".