Ruido sensual
¿Puede el ruido ser sensual? Con Arto Lindsay, sí. Lo logra a partir de la mejor bossa nova y la vanguardia electrónica neoyorquina. Puede empezar canturreando uno de sus textos que hablan de relaciones entre hombres y mujeres, sobre unas líneas de bajo y una batería sutil, hasta llenar el espacio de hachazos indiscriminados a la guitarra, en pleno caos eléctrico.Todo en absoluta complicidad con sus cuatro compañeros. Una canción como Ondina evoca a un Walk on the wild side tropical, y el eje Bahía-Nueva York funciona con pasmosa naturalidad.
En Arto Lindsay, el mestizaje brota de la pr...
¿Puede el ruido ser sensual? Con Arto Lindsay, sí. Lo logra a partir de la mejor bossa nova y la vanguardia electrónica neoyorquina. Puede empezar canturreando uno de sus textos que hablan de relaciones entre hombres y mujeres, sobre unas líneas de bajo y una batería sutil, hasta llenar el espacio de hachazos indiscriminados a la guitarra, en pleno caos eléctrico.Todo en absoluta complicidad con sus cuatro compañeros. Una canción como Ondina evoca a un Walk on the wild side tropical, y el eje Bahía-Nueva York funciona con pasmosa naturalidad.
En Arto Lindsay, el mestizaje brota de la propia experiencia bilingüe y de sus dos referentes culturales: vivió dieciocho años en Brasil y se ha movido desde entonces en los ambientes más radicales de Manhattan.
Arto Lindsay Arto Lindsay (voz y guitarra eléctrica), Melvin Gibbs (bajo), Vinicius Cantuária (guitarra eléctrica), Takuya Nakamura (teclados y trompeta) y Skoota Warner (batería)
Sala Caracol. Madrid, sábado 25 de marzo.
Este paliducho hijo de Virginia, con cierto aire de profesor chiflado, al que han recurrido como productor desde Caetano Veloso a Bill Frisell, confirmó en Madrid, con un concierto fascinante, que la belleza está en todas partes.