Eulàlia Valldosera transforma una galería barcelonesa en una casa de clase media

Recibidor, salón, dormitorio y cuarto del niño. Todos los elementos que definen una confortable casa de clase media pueden encontrarse estos días, hasta el 15 de abril, en la galería Joan Prats de Barcelona. Exceptuando el último habitáculo, que de hecho es la instalación Still life que ya pudo verse en Arco, el resto de mobiliario son la "comparsa" que ha escogido Eulàlia Valldosera (Vilafranca de Penedés, 1963) para contextualizar -en una clara referencia al potencial comprador que acude a la galería- su exposición, integrada también por cinco fotografías de gran tamaño presentadas sobre met...

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Recibidor, salón, dormitorio y cuarto del niño. Todos los elementos que definen una confortable casa de clase media pueden encontrarse estos días, hasta el 15 de abril, en la galería Joan Prats de Barcelona. Exceptuando el último habitáculo, que de hecho es la instalación Still life que ya pudo verse en Arco, el resto de mobiliario son la "comparsa" que ha escogido Eulàlia Valldosera (Vilafranca de Penedés, 1963) para contextualizar -en una clara referencia al potencial comprador que acude a la galería- su exposición, integrada también por cinco fotografías de gran tamaño presentadas sobre metacrilato. En ellas, de hecho, aparece siempre un personaje femenino fragmentado y fantasmagórico que yace o descansa en una cama o un sofá similares a los que pueden verse en la sala. Son fotografías, técnicamente muy elaboradas a partir de varias exposiciones del negativo, que aluden de forma abierta a miedos y fragmentaciones personales. "Son imágenes que traducen emociones o conflictos a un nivel físico", explica la artista. "Intento juntar en estas fotografías estos dos ámbitos, el físico y el emocional, que suelen mostrarse siempre separados. Pero no son imágenes cerradas, porque es el espectador el que tiene que completar la imagen".

También de fragmentos trata la instalación Still life, una reflexión a partir de su reciente maternidad, que incluye diferentes objetos, proyecciones y un juego de espejos de mano que van rotando. "Es una instalación que habla de un accidente, de una estabilidad frágil en la que las cosas coinciden de forma temporal y luego desaparecen", comenta.

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