Leconte filma una historia de intensos sentimientos en 'La chica del puente'

A Patrice Leconte hace ya tiempo que las críticas le traen al pairo. O por lo menos está inmunizado contra las malas. Después del fracaso de Uno de dos, acaudilló un manifiesto contra los críticos franceses -"es que en cuanto cambias de dirección no te perdonan", declara-, y volvió a su sentido del humor -"pero porque me apetecía esta historia"- con La chica del puente, un largometraje rodado en blanco y negro que se estrena en España el próximo viernes y que protagonizan Vanessa Paradis y Daniel Auteuil, uno de los poquísimos grandes intérpretes galos con los que Leconte aún no había colabora...

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A Patrice Leconte hace ya tiempo que las críticas le traen al pairo. O por lo menos está inmunizado contra las malas. Después del fracaso de Uno de dos, acaudilló un manifiesto contra los críticos franceses -"es que en cuanto cambias de dirección no te perdonan", declara-, y volvió a su sentido del humor -"pero porque me apetecía esta historia"- con La chica del puente, un largometraje rodado en blanco y negro que se estrena en España el próximo viernes y que protagonizan Vanessa Paradis y Daniel Auteuil, uno de los poquísimos grandes intérpretes galos con los que Leconte aún no había colaborado.Ayer, en Madrid, el director bromeó con su lista de actores. "Hombre, no tengo un carné de baile en el que vaya tachando los nombres de las estrellas, pero es verdad que llevaba años queriendo trabajar con Daniel y fue todo tan bien que hemos repetido en La viuda de Saint-Pierre, mi último rodaje". Para Auteuil, la recompensa llegó en forma de Cesar al mejor actor.

La chica del puente es una rubia machacada por su desastrosa vida sentimental que decide suicidarse en un puente parisino. En el último momento un lanzador de cuchillos la convence para que desista de sus intenciones y se convierta en su diana profesional. "Mi reto fue encajar sentimientos intensos en una historia de sonámbulos, además de construir la historia desde dos puentes y dos suicidios, el de París y el de Estambul, es decir, sabiendo sólo cuál era el principio y el final", señala Leconte.

Su estudiado cinismo le sirve al cineasta para explicar la relación de deseo y algo de masoquismo entre sus dos protagonistas: "Ella le inspira a él como una modelo a un pintor. Soy un poco turbulento y si puedo hacer algo extravagante, aprovecho la ocasión y lo meto en una película".

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