Un testigo desmantela la coartada del acusado del 'crimen del anticuario' al negar que estuviese con él en Madrid

La coartada presentada por José Carlos Josemaría, el acusado por el crimen del anticuario de Vitoria, quedó ayer prácticamente desmantelada por un testigo, que negó que en la noche del asesinato del anticuario Ángel Quintana estuviese con el procesado en Madrid, como ha afirmado éste ante el juez.Miguel Morales, un joyero madrileño que, según el inculpado, le acompañó la noche del crimen a un casino ilegal y a un local nocturno de Torrelodones (Madrid), desmintió ayer en la vista este hecho. Tanto este testigo como su esposa aseguraron en la tercera sesión del juicio que Josemaría estuvo con e...

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La coartada presentada por José Carlos Josemaría, el acusado por el crimen del anticuario de Vitoria, quedó ayer prácticamente desmantelada por un testigo, que negó que en la noche del asesinato del anticuario Ángel Quintana estuviese con el procesado en Madrid, como ha afirmado éste ante el juez.Miguel Morales, un joyero madrileño que, según el inculpado, le acompañó la noche del crimen a un casino ilegal y a un local nocturno de Torrelodones (Madrid), desmintió ayer en la vista este hecho. Tanto este testigo como su esposa aseguraron en la tercera sesión del juicio que Josemaría estuvo con ellos en Madrid la víspera del homicidio, y ofrecieron datos para ratificar que la noche del 28 de enero de 1998 permanecieron en su domicilio. Indicaron que los días siguientes al crimen recibieron dos visitas con el fin de que ratificasen la coartada del detenido. La primera visita se produjo dos semanas después del homicidio, cuando Josemaría ya estaba encarcelado.

Según Morales, el abogado y el padre del Josemaría acudieron a su joyería para que testificara a favor del detenido. "Me intimidaron", aseguró el joyero, quien durante la instrucción llegó a ser imputado por el juzgado. Su esposa ratificó esta versión y resaltó que cinco días más tarde recibieron a la madre y a la suegra del procesado. Esta vez llevaban una carta del inculpado solicitando el testimonio favorable de Miguel Morales.

Otro de los testigos, el patriarca gitano de Arévalo (Ávila) Rafael Mendoza, El Pispajo, confirmó que Josemaría le adeudaba 3,5 millones de pesetas, motivo por el que ocho días antes del crimen, le solicitó el pago de la deuda en presencia de la Guardia Civil. Mendoza negó que amenazara de muerte al acusado: "Nunca he amenazado a nadie. Ni a Chema ni a su madre", sentenció.

La crítica situación económica del presunto autor del crimen quedó ayer patente con el testimonios de varios acreedores, entre ellos el director de una sucursal de Bankinter, donde debía 4,4 millones de pesetas, y una empleada de Cajamadrid, quien cifró el débito de Josemaría en un millón de pesetas, una cantidad similar a la que dejó sin pagar en un anticuario de Arévalo.

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