Crítica:ROCK - ZEN GUERRILLA

Manteniendo el espíritu del rock and roll

El genuíno espíritu tradicional del rock'n'roll -volumen, energía, visceralidad, ganas de diversión y desprecio absoluto por las directrices estéticas de la mayoría- se mantiene vivo en estas dos formaciones americanas que se están cruzando Europa en un autocar (en España tienen tres fechas), demostrando con ello que en estos tiempos anti-rockeros cuecen habas en todas partes. Zen Guerrilla se presentaron como un vigoroso cuarteto de Filadelfia, capitaneado por un vocalista siempre al borde: el enloquecido, Marcus Durant. Con tres elepés en el mercado, la banda dió una impresionante muestra es...

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El genuíno espíritu tradicional del rock'n'roll -volumen, energía, visceralidad, ganas de diversión y desprecio absoluto por las directrices estéticas de la mayoría- se mantiene vivo en estas dos formaciones americanas que se están cruzando Europa en un autocar (en España tienen tres fechas), demostrando con ello que en estos tiempos anti-rockeros cuecen habas en todas partes. Zen Guerrilla se presentaron como un vigoroso cuarteto de Filadelfia, capitaneado por un vocalista siempre al borde: el enloquecido, Marcus Durant. Con tres elepés en el mercado, la banda dió una impresionante muestra escénica de como combinar el rock de Detroit de los 70 a lo MC5 con el blues más salvaje a la manera de Screaming Jay Hawkins. El grupo ofreció un show duro y sin concesiones, a base de música que, si se toca a menos volumen, pierde toda su convicción. Entre las piezas interpretadas, destacó la potente recreación de Moonage Daydream de Bowie.En cuanto a los cabezas de cartel, Man or Astro-Man? Ofrecieron una buena muestra de su personal visión espacial del surf-rock instrumental alimentada por una actividad compositora febril -surgieron en el 92 y tienen más de 12 elepés: llegaron a editar un single por semana- y una alucinada visión del mundo con la tecnología y las estrellas de fondo.

Zen Guerrilla y Man or Astro-Man? Sala El Sol

2.000 pesetas. Madrid, jueves 3 de febrero.

Estos hijos acelerados de Devo deleitaron a la audiencia con un escenario lleno de proyecciones de vídeo en diversos monitores y su parafernalia ingenuamente futurista. La buena combinación entre puro rock de guitarras y efectos y voces electrónicas produjo un sonido interesante, poco visto y muy animado. A decir de quienes los han visto en sus anteriores visitas, la banda acusa cierta desaceleración propia de la edad -que les pregunten a los Stones sobre la velocidad que imprimen ahora a sus canciones en directo-, pero esto no fue cortapisa para disfrutar de una buena actuación en vivo de estos hombres del espacio venidos de Atlanta.

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