Cartas al director

Hipocresía británica

Las últimas revelaciones de Ernesto Ekaizer sobre el caso Pinochet (EL PAÍS, 30 de enero) demuestran la abismal hipocresía del Gobierno británico. Hace pocos meses se escribió al ministro de Estado del Foreign Office, John Battle, sobre la muerte en septiembre de 1973 de mi cuñado, Michael Woodward, sacerdote británico, torturado en el buque escuela de la Marina chilena Esmeralda. Se le pidió que buscara del Gobierno chileno información sobre las circunstancias de la muerte de Michael y sobre la identidad de sus asesinos, dado que los militares chilenos siguen negando lo ocurrido en el Esmeral...

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Las últimas revelaciones de Ernesto Ekaizer sobre el caso Pinochet (EL PAÍS, 30 de enero) demuestran la abismal hipocresía del Gobierno británico. Hace pocos meses se escribió al ministro de Estado del Foreign Office, John Battle, sobre la muerte en septiembre de 1973 de mi cuñado, Michael Woodward, sacerdote británico, torturado en el buque escuela de la Marina chilena Esmeralda. Se le pidió que buscara del Gobierno chileno información sobre las circunstancias de la muerte de Michael y sobre la identidad de sus asesinos, dado que los militares chilenos siguen negando lo ocurrido en el Esmeralda y la presencia de Pinochet en Inglaterra abría la posibilidad de que pudiera ser interrogado por el Metropolitan Police.El ministro contestó en carta fechada el 27 de octubre de 1999: "Creo que no sería productivo levantar el asunto ante el Gobierno chileno...". Ahora, por el reportaje de EL PAÍS, nos enteramos de que pocos días después, el 5 de noviembre, el Home Office, con el pleno conocimiento del Foreign Office, inició la trama para liberar a Augusto Pinochet. Acordaron con los abogados de Pinochet y con el Gobierno chileno pedir informes sobre su salud y, gratuitamente, les prometieron ejercer todos sus esfuerzos para asegurar la confidencialidad de los mismos. Posteriormente, el señor Straw mintió al Parlamento tanto sobre quien promovió la confidencialidad de los informes como sobre las opiniones "inequívocas" de los médicos.

La política externa británica, anunciada como "ética" al inicio del actual Gobierno, es en realidad un paradigma de connivencias y falsedades.- .

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