Del chapuza al profesional

Educación ha gastado 700 millones de pesetas en una campaña para intentar prestigiar los estudios de FP

Carpinteros, mecánicos, encofradores, electricistas, fontaneros, mecánicos, hosteleros y masajistas, depiladores. El Ministerio de Educación se ha gastado 667 millones de pesetas en una campaña publicitaria que duró 20 días y terminó el sábado, y otros 50 millones en una muestra y un congreso celebrados la pasada semana en Madrid. El objetivo: prestigiar la formación profesional, informar a la sociedad de que existen 135 títulos a disposición de los estudiantes y de que el 66% de ellos encuentra trabajo antes de que transcurran seis meses desde que terminen los estudios.Desde 1991, en que se m...

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Carpinteros, mecánicos, encofradores, electricistas, fontaneros, mecánicos, hosteleros y masajistas, depiladores. El Ministerio de Educación se ha gastado 667 millones de pesetas en una campaña publicitaria que duró 20 días y terminó el sábado, y otros 50 millones en una muestra y un congreso celebrados la pasada semana en Madrid. El objetivo: prestigiar la formación profesional, informar a la sociedad de que existen 135 títulos a disposición de los estudiantes y de que el 66% de ellos encuentra trabajo antes de que transcurran seis meses desde que terminen los estudios.Desde 1991, en que se matricularon 889.000 alumnos, la tasa no ha hecho más que bajar. Ahora se encuentra en 516.000. Y sin embargo, la sociedad sigue demandando técnicos en construcción, mecánicos, hosteleros, electricistas... ¿La causa? El secretario de Estado de Educación, Jorge Fernández Díaz, cree que en ello ha tenido mucho que ver la proliferación de universidades que se ha registrado en España en los últimos 20 años. "No hay capital de provincia en España que no tenga una universidad. Existen 49 públicas y 14 privadas, prácticamente el doble que en 1983".

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Además, según Fernández, influye el hecho de la desinformación, y otra cuestión para él indudable: "En los últimos 20 años ha mejorado la calidad de vida. Y la gente aspira siempre a más, o a lo que ellos creen que es más. Porque un buen técnico puede ganar tanto como un universitario".

"Esta semana me comentaba el consejero de Educación de Baleares, que no es precisamente del PP, sino socialista, que hay una demanda de hosteleros increíble. Me ha dicho: "Doscientos que me mandan, doscientos que se colocan al día siguiente". Y las profesoras de maquillaje y depilación me dicen lo mismo: "Apenas terminamos de formar a las estudiantes, rápido nos las reclaman las empresas, nos las quitan de las manos". Y sin embargo, hay sólo 516.000 estudiantes de FP mientras universitarios son el triple. Y en otros países europeos, como Alemania, la proporción es precisamente la inversa", señala Fernández.

Asís Blas Aritio, que fue director general de Formación Profesional con el Gobierno socialista, aduce que las cifras no son tan alarmantes como pretende demostrar el PP, pero que aun así es cierto que los padres de familia prefieren que sus hijos estudien en la universidad. "Hay cierta correlación entre el tipo de título y la retribución. Me parece un error, pero es así. Hasta que no seamos capaces de demostrar con datos objetivos que los de FP se colocan más fácilmente que los universitarios y a veces también ganan más, no se prestigiará la FP. Porque es cierto que a lo mejor un encofrador puede ganar medio millón de pesetas en un mes, y un buen albañil, 350.000 pesetas. Pero nadie quiere ser encofrador ni albañil. Por algo será. Estamos aún en una situación muy incipiente para prestigiar la FP.

Carlos Ladrón de Guevara, presidente de la Confederación de Padres Laica (CEAPA), cree que también influye otro factor: "La inercia que tienen los centros para ofrecer año tras año las mismas titulaciones. No se dan cuenta de que las empresas ya no piden administrativos, sino fresadores, torneros, informáticos o técnicos electrónicos".

Ladrón de Guevara señala que otro factor importante para explicar el bajo índice de matrículas es la escasa adaptación de los profesores a las nuevas técnicas de trabajo. "La edad media de los profesores es superior a los 40 años. El Estado tendría que contratar a gente más joven, aunque sea de forma temporal. Y tendría que organizar más cursos de adaptación", concluye.

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