El Reino Unido prolonga hasta el 2002 la moratoria a los transgénicos

Acuerdo entre Gobierno y fabricantes

Después de varios meses de arduas negociaciones, el Gobierno británico y las empresas de biotecnología fabricantes de las semillas transgénicas acordaron ayer abandonar cualquier intento de plantarlas con fines comerciales hasta el año 2002. El pacto tiene carácter voluntario y ha sido presentado por Michael Meacher, secretario de Estado de Medio Ambiente, como un compromiso "lógico y responsable".Para Meacher, el pacto permitirá sopesar más a fondo los posibles efectos nocivos, para la salud o el entorno, de las cosechas genéticamente tratadas. En cada cosecha podrán realizarse un máximo de 2...

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Después de varios meses de arduas negociaciones, el Gobierno británico y las empresas de biotecnología fabricantes de las semillas transgénicas acordaron ayer abandonar cualquier intento de plantarlas con fines comerciales hasta el año 2002. El pacto tiene carácter voluntario y ha sido presentado por Michael Meacher, secretario de Estado de Medio Ambiente, como un compromiso "lógico y responsable".Para Meacher, el pacto permitirá sopesar más a fondo los posibles efectos nocivos, para la salud o el entorno, de las cosechas genéticamente tratadas. En cada cosecha podrán realizarse un máximo de 25 plantaciones experimentales de transgénicos en todo el país, siempre bajo control de un comité científico independiente. Meacher subrayó que el Gobierno no está "ni a favor ni en contra" de los transgénicos.

Greenpeace calificó el acuerdo de "farsa" incapaz de proteger la naturaleza o al consumidor. Tanto Amigos de la Tierra como Greenpeace habían pedido una moratoria de cinco años para todos los cultivos transgénicos británicos.

Consciente de que sería imposible convencer a compañías como Monsanto o Agrevo, dos de los gigantes del sector, de que esperaran tanto tiempo para vender sus productos, el Gobierno ha preferido pactar una solución intermedia. Impedir la comercialización de semillas hasta dentro de tres años permitirá seguir la evolución de las cosechas experimentales ya plantadas, así como de las que serán autorizadas para su estudio. Pero los temores populares sobre esos alimentos pueden ser más difíciles de borrar.

A partir del 2002 no se descarta que los piensos y forrajes para animales sean los primeros en incluir grano genéticamente modificado extraído de cosechas experimentales. Dadas las pérdidas que el acuerdo supone para los fabricantes, las asociaciones de consumidores temen que las empresas introduzcan las semillas entre los ganaderos, incluso antes de que hayan sido aprobadas para el consumo humano.

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