Cartas al director

Bajo los puentes

Los profesores de música se rigen por el convenio de peluquería. Esta frase, que les aseguro que no ha sido extraída de la película de Chaplin Tiempos modernos, no es la peor de las vergonzosas circunstancias que sufren los profesores de las escuelas municipales de música.Desde que el Ayuntamiento de Madrid tuvo la excelente idea de crearlas, hará unos seis años, viene gestionándolas Majadahonda Musical, una empresa con pocos escrúpulos que parece más preocupada por su cuenta de resultados que por dar la calidad de enseñanza motivo de su contrato. Los citados peluqueros-profesores son c...

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Los profesores de música se rigen por el convenio de peluquería. Esta frase, que les aseguro que no ha sido extraída de la película de Chaplin Tiempos modernos, no es la peor de las vergonzosas circunstancias que sufren los profesores de las escuelas municipales de música.Desde que el Ayuntamiento de Madrid tuvo la excelente idea de crearlas, hará unos seis años, viene gestionándolas Majadahonda Musical, una empresa con pocos escrúpulos que parece más preocupada por su cuenta de resultados que por dar la calidad de enseñanza motivo de su contrato. Los citados peluqueros-profesores son contratados año tras año por sólo nueve meses. Así como las empresas de trabajo temporal, que emplean a esclavos de lunes a viernes para ahorrarse el salario del fin de semana, Majadahonda Musical mata varios pájaros de un tiro: los profesores-peluqueros nunca cobrarán antigüedad, su sueldo es de saldo y más vale que no den mucha guerra, porque peligra el contrato del año siguiente.

Pero, como todo tiene un límite, los profesores-peluqueros han decidido dar guerra: el día 28 de mayo de este año, 13 peluqueros-profesores interpusieron un conflicto colectivo a la susodicha empresa, que, como parece lógico, ganaron con fecha 12 de julio del corriente. Consecuencia: como tal resolución no es vinculante (sorpresas te da la vida), ahora hay 13 peluqueros-profesores disputándoles el sitio a los muchos infrahumanos que pueblan los puentes de Madrid. A partir de ahora, no les extrañe que un mendigo les pida propina en do mayor.-

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