Años de polémica

En 1999 se han vencido muchas de las reticencias que había hace unos años en Aragón hacia el catalán. Se pensaba que hablar de enseñanza del catalán era renunciar a lo propio y someterse a la Cataluña. El diputado José María Becana dice que recuerda haber recibido amenazas por apoyar su enseñanza.Pero la normalidad no ha llegado todavía. "Es un problema terrible porque se hizo política con la lengua", señala Becana. "Comenzaron por decir que lo que hablamos no era catalán, que lo hacemos mal y que la gente no quería que sus hijos en la escuela recibiesen enseñanzas de algo que era sólo propio ...

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En 1999 se han vencido muchas de las reticencias que había hace unos años en Aragón hacia el catalán. Se pensaba que hablar de enseñanza del catalán era renunciar a lo propio y someterse a la Cataluña. El diputado José María Becana dice que recuerda haber recibido amenazas por apoyar su enseñanza.Pero la normalidad no ha llegado todavía. "Es un problema terrible porque se hizo política con la lengua", señala Becana. "Comenzaron por decir que lo que hablamos no era catalán, que lo hacemos mal y que la gente no quería que sus hijos en la escuela recibiesen enseñanzas de algo que era sólo propio del ámbito familiar".

La profesora de catalán en Fraga, Genma Torrent, matiza que eso está superado: "La polémica esta zanjada, la cerraron los lingüistas y los filólogos y ya no se discute. Es catalán con sus localismos". Pero no en todas partes es lo mismo.

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En el bajo Aragón, en una localidad de Teruel como Valderrobres, cabecera de la comarca del Matarraña, sólo 25 alumnos de primaria recibían catalán en el curso 1998-1999. No lo aprendía ninguno en educación infantil ni en secundaria.

Localidades más pequeñas tienen un mayor número de alumnos y alcanzan un porcentaje de hasta el 100% como Valdeltormo. Aurelio Triguero, director del Instituto de Fraga es optimista: "Aquí hay cinco centros que imparten esas enseñanzas. En preescolar y en los institutos -entre ellos, uno privado de Santa Ana y el nuestro, el Ramón J. Sender-, aumenta cada año el número de alumnos que quieren esas clases. Se trata de incorporarlas al horario lectivo, pero hay algunas dificultades". Pero, según Triguero, las cifras ayudan: "El curso pasado acudían a estas clases un 53% de los alumnos y éste, más del 60%".

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