Muchos incidentes leves en pocos años

El accidente de Tokaimura no ha sido el primero en la historia nuclear japonesa. Una serie de incidentes han quebrado en los últimos años la confianza de los japoneses en este tipo de energía, que asegura el aprovisionamiento de un tercio de la electricidad en un país desprovisto de materias primas. En los últimos cuatro años, y contando con el accidente de ayer, se han producido nueve incidentes. Ninguno figura en la lista negra de la historia nuclear El primer incidente en un complejo nuclear japonés tuvo lugar en 1981 en la planta de Tsuruga, cuando alrededor de 45 personas que trabajaban ...

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El accidente de Tokaimura no ha sido el primero en la historia nuclear japonesa. Una serie de incidentes han quebrado en los últimos años la confianza de los japoneses en este tipo de energía, que asegura el aprovisionamiento de un tercio de la electricidad en un país desprovisto de materias primas. En los últimos cuatro años, y contando con el accidente de ayer, se han producido nueve incidentes. Ninguno figura en la lista negra de la historia nuclear El primer incidente en un complejo nuclear japonés tuvo lugar en 1981 en la planta de Tsuruga, cuando alrededor de 45 personas que trabajaban en su reparación se vieron expuestas a radiaciones. Desde ese momento y hasta 1995 no se produjo ningún incidente grave. Pero desde ese año los accidentes nucleares se han sucedido en cadena. Un reactor de Monju, en el oeste del país, sigue cerrado y sin fecha de reapertura desde ese año, cuando también se produjo una fuga de sodio en la vecina central de Tsuruga. En este caso ni hubo heridos ni se produjo un escape radiactivo, pero los daños incluyeron informes falsificados y el Gobierno clausuró el reactor durante un año. El año 1997 fue negro para la industria. Y llegó a su capital, Tokio. Un incendio arrasó en noviembre un laboratorio de enriquecimiento de uranio en el noreste de la ciudad sin provocar ninguna fuga. No fue el único tropiezo del sector. Un reactor de la compañía eléctrica de Tokio sufrió un pequeño escape que, según las autoridades, no llegó a la atmósfera, y otros dos accidentes, en Tokaimura -considerado el más grave de la historia nuclear japonesa- y Fugen, expusieron a 37 y 13 trabajadores, respectivamente, a radiaciones de baja intensidad. El incidente de Fugen provocó el reconocimiento por parte de las autoridades de otras 11 fugas no notificadas en los tres años anteriores. En 1998 y 1999 se produjeron otros dos incidentes menores. Ninguno de estos accidentes está entre los más graves de la historia nuclear. La lista negra la encabeza la explosión de Chernóbil (Ucrania) que provocó la muerte de 31 personas, la evacuación de varios centenares de miles, una cantidad similar de afectados por radiaciones y una nube radiactivida que llegó a parte de Europa. Esa lista incluye la fuga de Three Mile Island en Harrisburg (EEUU), que obligó a las autoridades a evacuar a sus habitantes. Que sus accidentes no hayan sido tan graves no quiere decir que los japoneses no duden cada vez más de lo nuclear. Una encuesta reciente del Gobierno muestra que el 70% de ellos temen la posibilidad de un accidente nuclear y un 58,1% quiere más información sobre la cuestión.

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