EH avisa al Gobierno que quiere más gasto social en los presupuestos del 2000
Euskal Herritarrok ha empezado a calentar la negociación sobre los Presupuestos del País Vasco para el año 2000. El responsable socioeconómico de EH, Eusebio Lasa, anunció ayer la intención de su formación de imprimir un "giro importante" a la política social de los presupuestos, el instrumento que establece la línea de acción política de un Gobierno. Los socios del Ejecutivo, PNV y EA, tendrán que negociar con EH las líneas maestras del proyecto presupuestario tras el acuerdo suscrito el pasado mes de mayo con la marca electoral de HB, que garantiza al Gabinete Ibarretxe la estabilidad parlam...
Euskal Herritarrok ha empezado a calentar la negociación sobre los Presupuestos del País Vasco para el año 2000. El responsable socioeconómico de EH, Eusebio Lasa, anunció ayer la intención de su formación de imprimir un "giro importante" a la política social de los presupuestos, el instrumento que establece la línea de acción política de un Gobierno. Los socios del Ejecutivo, PNV y EA, tendrán que negociar con EH las líneas maestras del proyecto presupuestario tras el acuerdo suscrito el pasado mes de mayo con la marca electoral de HB, que garantiza al Gabinete Ibarretxe la estabilidad parlamentaria. Lasa aseguró que EH pretende avanzar junto a los nacionalistas moderados hacia "un modelo social en el que se garantice una renta básica a todos los ciudadanos". Así, apuntó que los presupuestos tendrán que contemplar necesariamente la Carta de Derechos Sociales, una de las propuestas más queridas por EH o "mayores cotas de protección social". La carta promueve la instauración de una renta básica equivalente al salario mínimo interprofesional (que actualmente ronda las 69.000 pesetas) para todas las personas que buscan empleo o que no tienen recursos. Fue tramitada por el Parlamento en noviembre de 1997 con el respaldo de todos los partidos menos del PNV. El visto bueno de Euskal Herritarrok al presupuesto para el año 2000 será la auténtica prueba de fuego para ver si la formación radical es capaz de entrar en una dinámica de colaboración con un Gobierno al que hasta ahora desairaba y para comprobar cuánto está dispuesto a ceder el Ejecutivo a sus aliados parlamentarios.