Crítica:FESTIVAL DE SANTANDER

Fantasía y razón de Barbara Hendricks

Llega el 48º festival a sus jornadas finales. La sala Argenta registró una gran entrada, pues el prestigio de la polifacética soprano norteamericana Barbara Hendricks y la belleza del programa sumaban muchos atractivos. Los posee en su voz poéticamente coloreada y en su expresividad elegante esta cantante discípula de la legendaria Jennie Tourel, después de haberse graduado en química y matemáticas por la Universidad de Nebraska. Cito la anécdota biográfica porque sustenta una realidad: el equilibrio entre la lógica y la fantasía, el número y el ensueño que determinan sus versiones.Como centro...

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Llega el 48º festival a sus jornadas finales. La sala Argenta registró una gran entrada, pues el prestigio de la polifacética soprano norteamericana Barbara Hendricks y la belleza del programa sumaban muchos atractivos. Los posee en su voz poéticamente coloreada y en su expresividad elegante esta cantante discípula de la legendaria Jennie Tourel, después de haberse graduado en química y matemáticas por la Universidad de Nebraska. Cito la anécdota biográfica porque sustenta una realidad: el equilibrio entre la lógica y la fantasía, el número y el ensueño que determinan sus versiones.Como centro de la actuación 14 lieder de Hugo Wolf sobre textos de Mörike, vivos, gestuales, declamatorios, cuando no intensamente líricos. Para todos tuvo Hendricks los matices adecuados, pero muchos encontramos su mejor momento en las melodías de Gabriel Fauré, que tanto amaba el poeta Gerardo Diego. Y entre ellas, las celebérrimas Claro de luna, Mandolina y Después de un sueño.

Comenzó con Schubert, el genial creador del género, incluidos ejemplos goethianos tan definitivos como Margarita en la rueca y El rey de Thule, y terminó brillantísimamente con Ricardo Strauss, especialmente Morgen y el apasionado Cecilia.

Las largas ovaciones hicieron obligados los bises, el último de los cuales fue un negro espiritual conmovedor por sí mismo y por la interpretación de la Hendricks.

La soprano de Arkansas estuvo acompañada por el pianista sueco Roland Pontinen.

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